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Y se va la casa de

"mis queridos abuelos"

El presente de hoy está hecho, entre otras cosas, de pequeños y gratos recuerdos de instantes pasados. Todo niño tiene infinitas imágenes de otros tiempos y yo como todos mis hermanos y primos guardamos de Mar del Plata "en las vacaciones de verano", los mejores recuerdos. Todos ellos vividos, comidos, dormidos, bailados, festejados y llorados en la casa de nuestros abuelos, Alberti 760.

Una casa que se llenaba de alegría a mediados de diciembre, se llenaba de barullo, de gritos, de corridas. Una cocina que era enorme pero en donde nunca había lugar para pasar: mi abuela, las cocineras, las mucamas, las niñeras; de una familia, la nuestra, de otra familia, la de mis tíos, de otra familia, la de mis tías, en fin: un maravilloso "vivir en familia". Un Lío.

Y mi abuelo a las 5 de la mañana despertándome para "ir al mercado". ¡ Pero abuelo a las 5 de la mañana ! Recién me acosté.

Y la respuesta era un grito y un insulto en árabe. Y hoy me acuerdo de éso y pienso cuanto amor hay en la dedicación de un padre, de una madre, de una abuela y de un abuelo. Y salíamos a pelear al mercado con Don Tobal, que medio en castellano medio en árabe se llevaba cajones y cajones de frutas y verduras, algunas brillantes y otras... podridas y "de regalo". Y la casa bullía de copetín en copetín, de padres que iban y venían de Bs.As. a Mar del Plata, de salidas al casino y a fiestas y nosotros, todos, una multitud, chiquitos, aprendimos a vivir bien de las costillas de los buenos negocios de comerciantes e industriales que eran nuestros mayores. Gente de mucho esfuerzo y voluntad.

Cada familia, en la casa de Alberti, una pieza; y los chicos que no cabían, a dormir al pasillo, a dormir a la glorieta. Un conventillo, pero ¡ qué conventillo !

Hoy pienso en que distinto el tipo de conventillo que vivieron ellos que llegaron de Oriente con nada, y el tipo de vida que nos dieron después de una vida de esfuerzos para ser mejores para hacernos una familia y para conseguir un ideal Hacer la América. Ese esfuerzo no se ve cuando uno es un niño pero que por suerte para todos, o muchos, crecemos a grandes.

Y un día mi abuelo, porque la casa quedaba demasiado chica, le dice a mi madre: voy a comprar el terreno de al lado y te voy a hacer una casa para que estés junto a nosotros. Y compra Alberti 768 y nos hace la casa. Año 1968.

Y después de construida la casa compra el terreno lindante que da al fondo y que sale a Lavalle y construye cuatro casas más para sus otros hijos. Ruth, otra hija, no necesita una casa en Mar del Plata porque iba a Punta. Y todo queda sentado, cada cual tiene ya su propia casa.

Y con los años mi abuelo y mi abuela pasan a mejor vida, sucesiones: esto es mio esto es tuyo. Y la casa de mis abuelos queda para dos tías, deciden los dos tíos, sus esposos.

Dos años con un horrible cartel: En Venta. ¡ Cómo puede ser ! ¿ No hay alguna otra mejor alternativa a: Vender lo que con tanto sacrificio y placer al abuelo le costó construir y mantener ?

¿ Y en dónde quedan los recuerdos, los momentos vividos, los gritos del abuelo desde el jardín diciendo ¡ Mazzal ! (por Matilde mi abuela)...¿que háce ahí en la pieza que no prepara comida para los chicos ?

Y la abuela bajaba a seguir trabajando.

Y la casa está, ahora, ¡ En Venta !

¿ No hay un corazón, un cachito de sentimiento que los haga recapacitar ? No. la casa está En Venta.

Y un día de septiembre, creo, sacan el cartel porque la casa de mis abuelos se había vendido. Resignación. Realidad ante lo inevitable. Ajustar los sentimientos a Derecho. Lo que no es mío no es mío. Y lo que es mío, jamás, nadie, me lo va a poder sacar, porque lo llevo profundamente grabado en el corazón: mis abuelos, la "casa de Mar del Plata", los veranos en familia, etc. Es sin lugar a dudas lo que hace a un presente feliz, y seguro.Y a renglón seguido, yo y todo el barrio, nos preguntamos ¿quién la compró? El inmo-biliario nos dice: Un Juez. Y en el fondo de nuestros corazones retumba ¿¡ Un Juez !? ¿ Un juez se puede comprar una casa así ?

Y las opiniones se dividen: los crédulos... qué bien. Los incrédulos... se vuelven a preguntar ¿ un juez ?

Un dato al margen: cuando mi abuelo se animó a comprar la casa en 1950 era el dueño de una hilandería, una tejeduría, era el mayor importador de sedas orientales del país, estaba construyendo 7 edificios en Bs.As. y tenía un crédito abierto como "capital de trabajo" de 52 millones de dólares con el Banco Provincia de Bs.As., por supuesto este señor le daba trabajo a miles de personas, como nos podemos imaginar.

Cuarenta años más tarde es Un Funcionario Público de "850 pesos" al mes es que compra la misma casa. ¡!¿?.

Mucho tiempo después, ya en plenas funciones con La Liga Contra la Corrupción y el Maltrato Público, me dije: -" La Pucha cómo cambió el país". Este es un ejemplo muy claro de quiénes hacen los "negocios" y quiénes "tienen la plata" hoy en día en la Argentina.

Y cuando le hablo a mi madre y le cuento "las buenas nuevas" de tener vecinos nuevos, y le digo que este matrimonio tiene 4 chicos, tanto a ella como a mí nos saltan los mismos recuerdos, y pensamos y decimos casi al unísono: va a volver la alegría a la casa de nuestros abuelos fallecidos.

Gente comienza a entrar y salir de la casa. Un día me acerco para darles la bienvenida al barrio, para felicitarlos por comprar una casa tan linda, y para invitarlos a tomar un café a casa. Si necesitan cualquier cosa: ¡ por favor ! no duden en chiflarme. Cosas básicas de un buen vecino.

Él alto, flaco, casi desgarbado, pero derecho, con cara de "bastante malo" y autoritario. Pienso ... no me quiero apresurar en las apreciaciones. Ella (como pensamos los turcos que vivimos en la Argentina) con mucha pinta de ¡ rusa !, y me devuelve una sonrisa forzada. Me dice "gracias..." de manera desganada y hasta diría "soberbia", pienso... no debo prejuzgar. Me niegan la invitación a un café, mucho menos a acercarse a casa con los chicos. Y todo queda "ahí". Son nuestros nuevos vecinos. El Ricardo, ella Olga. Los chicos van y vienen corriendo, tratando de comprenderse en su nuevo y enorme espacio.

Pasan los días y veo entre clase y clase, entre trabajo en el jardín y trabajo en el jardín, entre los descansos que nos damos con amigos en esos maravillosos atardeceres de primavera en Mar del Plata, y mientras en esos "cualquier momento" en que se armaban asados en el fondo de casa para disfrutar "de la vida", que ellos entran y salen, y organizan, como corresponde, lo suyo.

En muchas de esas cosas cotidianas fluyeron incansables invitaciones a que se acerquen. El Instituto, mi casa, todos saben que es Una Casa Abierta, que somos Un Corazón Abierto y Dispuesto.¡Acérquense ! Pero nada.

Un domingo, desde mi jardín, a través del cerco, veo que mi vecino está en la que fue la habitación de mis abuelos tratando de arreglar los enganches de metal de la persiana. Solícito me ofrezco para ayudarlo y arreglarle "tan fácil problema".

tengo una pinza de punta de electricista, enganchamos el alambre y ya está"

¿ querés que suba a ayudarte Ricardo ?

Respuesta: No, yo lo puedo arreglar solo.Ni gracias me dice. Una vez más, otra vez, le ofrezco una ayuda que niega. Pero durante casi un mes veo que en no menos de 8 o 10 oportunidades se "ensaña" con la persiana que en definitiva, no puede arreglar. ¡! ¿?. Entre esos encuentros casuales de vecinos, y como pareciendo que le molestaba que lo llamara por su nombre de Pila, Ricardo, me para en la calle y sin mirarme a los ojos, como después fui aprendiendo que era la costumbre de ambos cónyuges, me dice -sin ton ni son y completamente descolgado del coloquio formal que se tiene con alguien que "pasa", espeta: "yo soy el Juez Ricardo Juan Borra-Borra" (es una aproximación a su apellido real, nombrarlo lo tomo como un signo de mala suerte). Yo mientras lo seguía mirando tratando de encontrarme con esos ojos perdidos le respondí, algo "preocupado": - "Si, ya lo sé". Y nos separamos.

Otro día, venía Olga caminando con dos de los niños y en la vereda de su nueva casa paso yo y sale caminando Ricardo, nos encontramos y les digo mirando a los chicos: - "así que ya empiezan a poner linda la casa tienen que ayudar a mamá y a papá para que todo salga mejor". Una apreciación también de forma, de buena vecindad, para que se rompa el hielo y se sientan más cómodos y acompañados en su nuevo barrio. Y Olga nos para a todos, "para la acción", y dice, más o menos textualmente: Estos chicos tienen que saber el Enorme Esfuerzo que nosotros como Padres estamos haciendo para que ellos vivan bien, tiene que entender del Enorme Sacrificio que nos cuesta luchar y pelear para que a ellos no les falte nada...", y no sé cuántas afirmaciones y cosas más dijo, en las cuales, y aún no siendo una persona que se especializa en comunicación humana como yo, fácilmente comprende el nivel de "culpa" y de "sentimiento dañino" que sus palabras le estaban volcando a "sus hijos". Me retiré simplemente diciéndoles: "tu mamá tiene razón". En realidad ya asqueado por el trato a los niños.

Y como un par de meses después los obreros comenzaron a trabajar cambiando techos, pisos, caños y paredes.

La relación con ellos, los obreros, excelente. Tomar mate, de vez en cuando un asadito aquí y otro allí. Un tenés ésto y te doy lo otro, algo normal entre "vecinos". Hasta dos de ellos se sentaron en mis mesas de estudio para: animarse con el Inglés. Y lo hicieron bastante bien.

Una tarde, mientras yo estaba leyendo, siento un ruido de "estruendo", salgo por el fondo y veo que a dos de ellos: Felis y Carlos, se les vino abajo el andamio de dos pisos, y con el andamio cayeron ambos desde unos 8 metros de altura, Felis, tambaleándose, atontado, por la caída, le grité ¡ no te muevas quedate tendido !, al otro, Carlos, estaba planchado en el piso boca arriba tratando de moverse, le dijo ¡ vos quedate quieto hasta que te revise !. Le toco vertebra por vertebra y le paso los dedos por toda la columna de arriba a abajo para ver si tenía alguna rotura o fisura: Gracias a Dios nada... pero quedate tirado por un rato. Felis se despabila y empieza a caminar, ya mejor. Viene Silva, el capataz, y les digo llevátelos al hospital, ! por si las moscas ! Para que estemos seguros. El día de trabajo terminó para ellos con este accidente.

Tiempo después, en pleno conflicto de la medianera, mi buena vecina La Olga le dice al diario La Capital "que yo no solo vendía drogas a mis estudiantes sino que hasta le había serruchado los andamios a sus obreros" sic. ¡ Buena Gente ! En especial ¡ muy agradecida !

Sepa que existen dos estructuras ocultas, no formales, implícitas y por supuesto ilegales y delictivas que han absorbido a todo nuestro sistema jurídico-legal:

1- El Gobierno de los Jueces (la estructura de poder detrás del poder público institucional y formal)

2- El Mercado del Conflicto (la estructura económico financiera que sustenta al Gobierno de los Jueces)

La ley de Hierro del Funcionario Público, en especial el jjudicial, es:

Uno para Todos y Todos para Uno ó

Todos para Uno y Uno para Todos,

jamás lo olvide cuando tenga que enfrentarlos para defender Su Derecho Ciudadano.

Un Consejo:

Nunca se deje arrastrar por las palabras, átese a la verdad de los hechos tal cual usted los sufrió y vivió,

Jamás Transe

ni se deje engañar

por lo que

"los profesionales

le digan"

Su Verdad es

Su Realidad, y

Su Realidad No es Negociable ni en grados ni con

otras palabras.

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