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EL POLITICO ANTE LA PREGUNTA

El político ante la pregunta tiene tres salidas civilizadas posibles:
1- no decir nada 2- contestarla 3- responderla
Si el político no dice ni hace nada ante la presentación de una pregunta queda en la audiencia, en el periodista, la interpretación por si o por no, por bueno o por malo, por ésto o lo otro, la satisfacción o no de lo interrogado. Ante ésta alternativa (de no decir ni hacer nada ante la pregunta) con lo que juega el político es con el mundo interior del oyente, con su grado de comprensión y de conocimiento de lo preguntado, juega con las necesidades y deseos ilusorios y/o reales de la audiencia.
Se abre, en esta primera alternativa ante una pregunta, un mundo a favor y un mundo en contra de la posición del político en silencio. Y por supuesto cuanto más ignorante y desinformada está la audiencia respecto a lo preguntado, más se deja ésta llevar por su mundo idealizado de necesidades y deseos insatisfechos, más juega el político con la esperanza de que él puede hacer realidad esta insatisfacción personal y social... entonces: el político se hace imprescindible.
La segunda alternativa ante una pregunta, contestarla, es para el político entrar en el ping-pong del coloquio, pero sin arriesgar nada. ¿ Por qué ? porque la contestación no satisface la pregunta, pero acepta el juego del diálogo. Ejemplo: el periodista le pregunta al político: - ¿ Qué piensa Dr. de la situación económica planteada específicamente en relación a los contratos petroleros ? Y el político contesta algo como: Bien, muy bien... mi abuelita se lo agradece. Dentro de este contestar la pregunta se incluye, por supuesto, contestar con otra pregunta. Ejemplo: -¿ Dr... cómo va a salir de este embrollo ? ... ¿ Y a usted, que le parece ?
La tercera alternativa es LA RESPUESTA. Y ¿ qué es la respuesta ?
La respuesta es la Realidad Re-s-Puesta. Es decir que ante una pregunta el político que responde esta diciéndole al periodista su realidad respecto a la situación interrogada. Y ahora el político Com-Parte esta Realidad que hasta ahora era propia y de los suyos, correligionarios, colegas, etc. Pero el compartir es “partir” y el partir es dividir, es participar y ésto es en parte entregarse. Y entregarse a otro es debilitarse es “perder control”, en especial si la realidad entregada va hacia una audiencia abierta, pública, no identificada y muy difícilmente manejable.
La Re Posición de la realidad desembrutece, desasna al que hizo la pregunta y a quienes escuchan el coloquio. Y...¿ quiere el político, especialmente aquel que no es ejecutivo en su función, aquel que no es más que un retórico y un dialéctico jugando de punta a punta de acuerdo a las circunstancias, quiere arriesgar lo que no sabe o lo que sabe pero que atesora como eslabón de fuerza ?
No, por supuesto que no. Entonces: Premisa 1: nunca decir nada
Premisa 2: cuando sea encarado, conteste.
Premisa 3: cuando sea acosado, responda. Pero responda realidades a medias, o responda realidades que puedan ser tergiversadas por sus correligionarios o por otros funcionarios o aún por sus oponentes, que por supuesto conocen, están y viven de este “juego político” en contra de todo el Pueblo Argentino.
Mauricio J. Yattah

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