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MECANICA DE UN PODER CORROMPIDO
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LA IMPUNIDADDice el diccionario: f. Falto de castigo.
La acepción no deja lugar a dudas. Falto de Castigo. Punto.
Pero existe un código penal, pero existen normas que "suspenden", castigan y penan el mal desempeño público de los EFEPES. Pero en algún lugar tiene que existir la contención a los abusos o a la desídia que quiere imponer "alguno de los efepés mal intencionados". No. No Existe.
La evasión y fundamentalmente la elusión a la norma jurídica que pena el mal desempeño y la mala administración pública es de proporciones fabulosas. Comenzando con una Corte Suprema de Justicia complaciente y partícipe directa del delito público y terminando en la "vista gorda" que hacen la mayoría de los jueces por los puchitos financieros que se cobran los empleados que "atienden el mostrador del juzgado", sin extendernos a los ejecutivos nacionales y provinciales, a los legislativos desde los "honorables" (¿?¿?¿?) Concejos Deliberantes municipales, todos sin excepciones, "son buenos tipos". ¡ quién no se robó unos pesitos para bancarse la facultad ! ¿ o no nos pasó a todos ? ¡ escuchá, con la malaria que vivimos ! ¿ cómo lo vas a cagar ! ¡ Dejálo, es un buen pibe, y con éso no le hace mal a nadie !
Y así comienzan "la carrera de la administración pública" "la carrera de político".
La norma que los pena ESTA. Pero los mecanismos de evasión y de elusión a ella también ESTAN. Y como se ve el segundo término -están- tiene una N de más, por consiguiente más peso, pero si además le agregamos las inflexiones con ¡ ! exclamaciones y las jugamos con las ¿? preguntas correctas en los momentos justos e indicados, ¿ quién puede escapar a tamaña "justicia" y sentido común y social como para dejarlo "pasar" ? ¡ Total !
Y así, por falta de castigos correctores a las conductas, a las actitudes y al accionar delictivo de la delincuencia pública y común de los funcionarios públicos FPs, la educación pública se fue a los caños, la salud pública se fue a los caños, la seguridad pública mejor no hablar, las fuerzas armadas laisser faire laisser passer, la filosofía, la ciencia, el respeto por el prójimo, las sonrisas en la calle, la lectura, el lenguaje correcto, la amistad, la consideración por lo que hace y piensa el otro, la familia, la pareja, el consejo sano a los hijos y un millón de cosas más que "hacían de una sociedad normal pero con ideales, esperanzas y satisfecha" fueron -o se fueron- por la cloaca de la "subcultura del funcionario público" impuestos sus bases y principios desde "aquellos gloriosos" años 40.
La impunidad al delito público no tiene límites. Así, 120 causas graves de delitos de corrupción están cajoneadas en: ¿ el alto tribunal ?, y la injusticia ronda los poderes judiciales repartiendo justicia para unos y una enorme injusticia para la enorme mayoría del resto. Resto a los que se deberían de cuerpo y alma, ya que es el ciudadano argentino, su familia y su sociedad, el único, repito, el único motivo de su existencia como funcionarios públicos.
Por suerte ya lo estamos resolviendo.
Inmunidad e impunidad nos lleva a la más dramática de las tres: la indolencia social.
Antes de saltar al próximo punto, y para dejarlo enganchado en éste anterior, que lo vale, digo que la indolencia social es el más dramático de los tres porque aquí se resume dentro del ser humano EFEPE la conclusión de años y de mecanismos infinitos de inmunidad y de otros tantos de impunidad pública transformando al Ser en sus valores fundamentales y en principios más elementales. La subcultura del EFEPE ha roto y desfigurado lo muy interno de la persona pública -extendiéndolo por supuesto también a lo privado- cambiando lo que es realmente benevolencia, ética, respeto, condescendencia y tantos otros profundos valores a una simple forma de relación superficial y vacía que ya veremos.