El problema es múltiple: inversión de los métodos de enseñanza, técnicas orientadas a un «enquistamiento del consciente racional», ergo, inhibición del proceso natural del habla, presión y exitación anti-natura de sentidos que nada tienen que ver con el habla y una miríada de «juegos» e «inyecciones tecnológicas» sacadas de una caja de pandora y que hablan de una panacea que produce una multimillonaria inversión continua y que paradójicamente « no nos deja hablar naturalmente ».
La realidad y la pregunta casi automática de cada estudiante que viene «a salvarse» es existencial. Si soy un sujeto hábil y capaz como lo demuestra toda mi vida , nivel social, cultura, económico y de toda índole: ¿ por qué no puedo aprender a hablar bien en inglés ?
La función automática de todo ser humano -animal- es naturalmente adquirida, no racionalmente aprendida.
Hace ya más de tres siglos con la intención en las islas británicas de llevar el idioma inglés al status de lengua culta se crean los «grammar schools» y comienza así el difícil camino de hacer del inglés, un idioma sin reglas y lleno de excepciones, un idioma culto con reglas y pocas excepciones. Al día de hoy semejante tarea es un fracaso -casi- total.
Los grammar books siguen siendo manuales de cientos de páginas llenos de explicaciones de qué es, cómo es, cuáles son sus diferencias y en dónde y cuándo se debe aplicar tal o cual función. Contrastan estos magníficos y esforzados tratados de lengua con la síntesis gramatical y el orden, con algunas excepciones, que manejan otros idiomas como el castellano, italiano, alemán y muchos otros.
Con semejante cantidad de «excepciones» -la gramática inglesa es inversamente proporcional a la sencillez del «common law» británico- y a pesar de la muy buena voluntad de gramáticos, lingüístas, casas editoriales e English Teachers de todo el mundo que aplican un sistemático «carácter inglés» a través de una muy buena premisa como «endeavor and endure» (esfuerzo y permanencia en el esfuerzo) de proporciones «sangre, sudor y lágrimas» el asunto está estancado. Muy pocos pueden hablar «naturalmente» en inglés como lo hacen en su lengua madre o en muchas otras segundas lenguas aprendidas.
Primer problema a salvar: los métodos de enseñanza de idiomas no nativos (llamarlos extranjeros considero que es discriminatorio) están invertidos al proceso que seguimos para adquirir, naturalmente, nuestra lengua madre para hablarla y pensarla fluidamente.
Primero balbuceamos, después produjimos sonidos inteligibles para nuestros semejantes inmediatos, ésto gestó la relación «sonido común a todos nosotros » con el objeto nombrado y este último proceso generó «la idea» , su sumatoria: el pensamiento.
Sin sonido no hay representación intelectual de objeto, sin representación de objeto solo existe sensación pero no es transmisible intelectualmente a través del lenguaje hablado, sin transmisión no hay comunicación verbal. Con representación existe objeto «idealizado», con el objeto idealizado se constituye la idea y la sumatoria y el manejo de ellas es lo que llamamos pensamiento.
Todos los métodos enseñan la gramática, la sintaxis, la semántica y para el momento en que el estudiante tiene que hablar es tanto lo que pensó que ya no le queda espacio ni espontaneidad como para decirlo naturalmente.
Segundo problema: que los profesores de idiomas no nativos comprendan y generen material y técnicas para cumplir con la primera y más importante función de un idioma, poder hablarlo, dejando el material y técnicas para tratar de comprenderlo para una segunda etapa de aprendizaje.
Tercer problema: que se comprenda y asuma que por más adulto que el estudiante sea todo proceso de avance sobre una nueva lengua, por ser el idioma «tan antiguo como el mismo ser» (ya que el idioma, en el sonido, nace con el primer impulso de vida como sensación generalizada acuosa y reverberante en la etapa embrionaria), debe este proceso comenzar y seguir los mismos y exactos pasos que la persona siguió cuando aprendió su lengua madre y que todo proceso «tecnológico» es artificial y antinatural con el desarrollo de la lengua.
Cuarto problema: que debe producirse una transformación socio-cultural y profesional muy profunda y sincera para poder absorber la cantidad de esfuerzos pasados vanos que se han perdido en millones de estudiantes que no han «podido» desprender un habla natural, y a su vez, que este mismo punto los potencie en su responsabilidad profesional para producir los cambios que nos lleven al éxito.
Como corolario: un estudiante que ha pasado años estudiando una segunda lengua, en especial el inglés, NO PUEDE HABLAR no por su propia incapacidad o la de sus maestros o profesores, sino porque desde su origen las concepciones mentales que llevaron a producir la tecnología -métodos pedagógicos y el materia didáctico- se basaron y potenciaron en que un idioma es un conjunto de racionalidades y estructuras fijas que deben ser aprendidas «de memoria» y aplicadas por «repetición incesante -e insensata- cuando en realidad los idiomas se aprenden «naturalmente» y desde la percepción y manejo sensible de los sonidos y no de sus significados.
El idioma hablado como elemento de comunicación representa solo del 7 al 12 % del total del mensaje comunicable, ergo, debe ser parte fundamental de la enseñanza la comprensión del «lenguaje gestual» ya que es aquí donde «los semejantes» nos comprendemos e interpretamos con nuestra mayor potencia y claridad.
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