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UNA BUENA TRADICION INGLESA
Al comienzo del siglo XX era tan evidente la ingerencia de Gran Bretaña
en los asuntos públicos de una nación libre y soberana como la República Argentina que
se hacía imperioso y hasta muy al English Style darle a algunos de los Servicios
Públicos un carácter más hacia lo nuestro, sin dejar de seguir siendo
de ellos. Así se monta el andamiaje jurídico-legal correspondiente y con
toda la pompa característica de lo inglés se incorpora a los más de 1000 primeros
Funcionarios Públicos.
No sin antes adoctrinarlos en la que debe ser el servicio público, lo que debe ser la
forma y el respeto al contribuyente, y muchos otros debe ser, todo a imagen y
semejanza (salvando las distancias geográficas, culturales, etc.) del sosia inglés:
aquél que con su dedicación y sacrifico y con su vocación de servicio hizo grande el
imperio, desde la India a América, plantó la Union Jack (con todas sus variantes) en los
emblemas nacionales de varias naciones y cantó el God Save The..., en cuanto
acontecimiento público fuera posible, sin por supuesto, antes o después, contar las loas
a Sires, desde el pirata Sir Francis Drake hasta La Mujer de Hierro, todo en nombre de Her
o His Majesty. Esto no lo cuento como la anti apología de un imperio, que no
sin sacrificios (también con gran rédito) consiguieron mucho de lo actual de este mundo
(dejando de lado el discurso sobre lo bueno y lo malo de éste) sino para PinPoint (= a
asentar con precisión, digamos casi sensible) cual es la raíz, el origen de nuestra
administración pública.
Cuando se crea la Función Pública, con mangas blancas y viseras, cae de maduro que en
realidad hay que responder y obedecer las directivas de quienes sí conocen sobre la
administración de los bienes y negocios públicos por supus... los ingleses.
Además de deberles el actual empleo público que tengo, además de haberme elegido como
siendo parte de la élite administrativa (en un principio blanca y culta) de
entre los millones de criollos, y otras mezclas que pululan incivilizadamente y sucios por
estos suelos, además de muchos otros justificativos, son ellos los que crearon y corren
los ferrocarriles por todo el mundo, son ellos los que administran el gas, la aduana, el
transporte, etc..
Entonces, que mejor que seguir sus directivas, que mejor que aprender de ellos, que mejor
que dejar que ellos tomen las decisiones, que ellos hagan los negocios, que ellos sean los
que nos conecten con el mundo (ellos son además native English Speakers y
quién mejor que éstos para hablar y hacer los negocios en inglés).
Muy, pero muy lejos en este pensamiento del primer funcionario público estaba cumplir con
un servicio público en beneficio de sus conciudadanos, muy lejos estaba cuidar como
propiedad propia la propiedad pública, muy lejos estaba también sentir que lo privado y
lo público es parte de un mismo todo: La República Argentina... ¿Yo ? ... yo me debo al
que me puso aquí.
La estructura jurídico-legal, entonces, ya esta armada, ahora hay que cumplir con la ley,
con la norma; y quién, siendo un ciudadano que se jacte de Buen Vecino puede renegar de
ella ? Mientras yo le aplique el reglamento todo va bien. Y así millones y
millones de argentinos quedamos atados, en todo lo que hace a lo público, entre ser un
Buen Vecino y cumplir a costa de lo injusto que es, o Renegar de ello y aceptar el
poco civilizado y muy poco democrático suspensión del servicio o
también asumir la culpa del no puedo cumplir, situación que lleva a que el
derecho a réplica, cuando de confrontar intereses particulares contra la función
pública se trata, no existe en nuestro país o se pierde en los vericuetos a perpetuidad
de otro de los Servicios Públicos: la administración de Justicia.
En la comunicación entre seres humanos, mucho más entre los animales, más del 70% es No
Verbal, es decir que no necesitamos decir para comprender, solo actuando alcanza; pero si
el Funcionario Público por cualquier motivo no entiende, comprender sería arduo
difícil, siempre se puede recurrir a la explicación in sotto voce, en voz baja.
Así aprendió el EFEPE (funcionario público) de sus mayores, casi siempre superiores, a
insinuar con la actitud, a proponer e imponer a través de la no-acción o de la
compulsión de la acción al particular, individuo en definitiva que mantiene al EFEPE.
El cohecho, lisa y llanamente la coima en esta parte del cono sur, tiene mil caras, pero
nunca debe dejar prueba escrita de la transferencia entre partes (punto uno: no hay
prueba... jurídica por supuesto, ya que la prueba social: el hecho verdadero, cierto,
irrefutable es apabullante), y las mil caras van de pasar dinero por debajo de la mesa, a
regalar para las fiestas, a una simple sonrisa compradora a cambio ¿ de qué... ? Y
bueno... un trámite urgente salvando lo burocrático, una ley eximiendo de pagar ciertos
impuestos, un chimento sobre hacia donde y cuando se van a tomar ciertas decisiones que
afectan la vida nacional, etc.etc. de etcéteras.
Todo ésto ¿ a quién afecta ?... ¡por supuesto que a nadie ! porque no es un Quién al
que se le Roba sino un Qué. Es al Estado al que se le roba, y el estado es una
abstracción en primer término de lo tanto que los hombres fantaseamos, aunque lo
tratemos como persona ... ideal.
El Estado Argentino es un rejuntar de riquezas que están por aquí: al alcance del más
vivo, pero si el Estado Argentino fuera solo ésto no sería tan dramático que la
Patagonia sea de consorcios ingleses, que los Andes sean de los Norteamericanos, franceses
y alemanes o que hoy ya empecemos a ver de a cuatro o cinco japoneses pululando
desinteresadamente por Mar del Plata; todo ésto no sería tan grave.
El asunto es que el Estado Argentino es el sacrificio de millones y millones de personas
que laboraron por generaciones este suelo, el Estado Argentino es la suma de vidas y más
vidas puestas al servicio del desarrollo y del progreso con vistas a un futuro mejor, el
Estado Argentino fue, es y será infinitas esperanzas trasnochadoras y esfuerzos
cotidianos desangrantes de argentinos y extranjeros que quisieron y quieren ser Buenos
Vecinos. Aquí está el drama de nuestro país y de nuestro pueblo y ésto es en dónde
desde hace casi un siglo, y con mucha mayor insistencia, vehemencia y descaro hoy, toda la
Función Pública sigue una buena tradición inglesa: sacar de donde puede pero siempre
manteniendo la Forma.
Mauricio J.Yattah