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EL SIDA DEL PUEBLO ARGENTINO

Consabida es la innumerable cantidad de conflictos que venimos viviendo los argentinos; que es por ésto... que es por lo otro... y seguimos en la lucha. Una lucha que cada uno de nosotros la lleva a cabo a su mejor manera y con sus propios elementos y capacidades. Algunos quejándose en las colas, otros haciendo huelgas, unos escribiendo y otros matando y haciéndose matar.
Hay un factor común a todos en esta lucha, creo yo, que todos perdemos (si perder es esfuerzo aplicado contra rédito producido). Esta pérdida se la debemos al SIDA: al Síndrome de Inmunodeficiencia ADMINISTRATIVA.
Todos los argentinos desde hace muchísimos más años de los que llevan las siglas SIDA como enfermedad venimos sufriendo esta inconcebible y ya insoportable Insuficiencia Administrativa. Entremos en el análisis para ver si podemos sintetizar una propuesta de solución. Primero, es una reificación (emplear una abstracción como si poseyera existencia, entidad y peso real y propio) que los argentinos están polarizados en radicales y peronistas, en civiles y militares, en aquellos a favor del desarrollo y hacer de la Argentina un país de piedra libre para cualquier voracidad extranjera o aquellos que están en la contra.
Todas estas posiciones, y muchísimas otras, son reales, son concretas (es cierto), pero son reificaciones si nos elevamos y las consideramos como alternativas para la solución del Problema Nacional.
Y el Problema Nacional es: “cómo hacemos los treinta y pico de millones de argentinos para convivir, desarrollarnos y potencializar nuestras vidas y nuestro esfuerzo cotidiano dentro de un sistema socio-económico que nos multiplique y fortalezca frente al mundo que, hoy por hoy, llegó a bastantes buenos términos consigo mismo”.
Segundo, las polarizaciones mencionadas no es cierto que crean “antinómias”, aunque sí existen evidentes criterios ideológicos contrapuestos (pero no de métodos de realización), ya que la mayoría de los argentinos no estamos en condiciones de discutir hoy los matices ideológicos de tal o cual “ismo”, por la sencilla razón que estamos pensando todos los días en como hacer para mantener nuestras pancitas satisfechas.
Y por otro lado, salvo aquellos con características de rebaño, a nadie del resto ya convence el discurso concienzudo, ni la verborragia inútil de aquellos que tienen acceso libre y gratuito a los canales de información y difusión pública. El problema de matices se diluye cuando enmarcamos dentro del concepto de Síndrome (conjunto de síntomas característicos de una enfermedad), y la enfermedad que sufrimos todos los argentinos es la mediocridad de una forma de vida impuesta por la inercia, ineficiente e ineficaz del Sistema Institucional Argentino.
El SIA incluye a “los poderes” (y lo pongo entre comillas porque considero que mucho más de la mitad más uno de los argentinos poco respeto y apoyo le tienen y dan) Legislativo, Ejecutivo y Judicial; los tres niveles Nacional, Provinciales y Municipales. Y dentro del SIA por supuesto se incluyen a las fuerzas de seguridad y fundamentalmente también, a todos esos organismos que tienen a su cargo y responsabilidad prestar servicios (a cambio de un precio “justo”) que para un país y un pueblo son de primera y absoluta necesidad: combustibles, energía eléctrica, comunicaciones, etc.
De los millones de vacantes ocupadas para el cumplimiento de la Función Pública, es muy probable que el 100% de todos los individuos sean argentinos nativos o naturalizados, por eso si llegan a existir “fallitas” en el cumplimiento de la Función Pública sería muy acertado culpar y responsabilizar a los argentinos nativos a cargo del puesto público de la ineficiencia (trabajar a muy altos costos y con muy bajos rendimientos) o ineficacia (no cumplir con la función encomendada).
Además podemos clasificar a estos argentinos nativos investidos de la jerarquía y responsabilidad del caso en: - para la correcta atención del público en general y en particular; - para el desempeño puntual y expeditivo del asunto que le incumbe; - para la correcta administración de la COSA PUBLICA; - y para la maximización del rendimiento o minimización del costo económico- financiero en beneficio del patrimonio nacional, provinciales, etc.
De otra manera podemos clasificarlos en: - pegados al cargo público de por vida (y en muchísimos casos con extensión de beneficios o funciones post mortum a algún familiar) y - aquellos que son nombrados, tocan, tratan, se llenan y se van. Todos ellos conforman El Factótum Administrativo Público Argentino.
Y aquí no hay banderías, y si las hay solo ayudan a encorajinar y a hacer aún menos equitativo el sistema para el Público Todo en beneficio exclusivo del FAPA (factótum...) y sus allegados.
Ya presentamos a los sujetos del Síndrome de InmunoDeficiencia Administrativa del Pueblo Argentino. Ahora apliquemos el SIDA al Pueblo Argentino. Primero: el sujeto SIDA es, por ser argentino nativo, parte del Pueblo Argentino, sufre con éste un sistema administrativo público corrupto, ineficiente e ineficaz, pero tiene una ventaja evidente respecto al sujeto NO SIDA que es el rédito de ser un FAPA, es decir que una buena parte de los argentinos contribuyen a su sustento cotidiano a través de los presupuestos nacionales, provinciales o municipales y/o vive de la riqueza del Patrimonio Nacional. Segundo: está en qué es lo que siente, conoce y espera cada argentino del sistema público en el que vive al considerar al SIDA como una enfermedad o no. De ésto, por supuesto, más de tres millones de argentinos nativos integrantes del FAPA (Sujetos SIDA) van a considerar que el país puede seguir viviendo, aún con el SIDA.
El resto del Pueblo Argentino, que no es FAPA, que es consciente (o trata de serlo) de su futuro, que sufre la enfermedad del sistema pero que no tiene el “rédito” de ser sujeto SIDA, este resto del país ansía, llora, grita por la erradicación definitiva del SIDA de la vida de todos los días.
Entonces, si sufrimos de SIDA, esto es indiscutible y más que evidente, depende solo de si comprendemos o no, si soportamos o no, o si tenemos la voluntad y predisposición personales y colectivas o no, para poder afrontar tan grave problema nacional.
Existe también otro punto claro y evidente, el sujeto SIDA no está en condiciones de solucionar la enfermedad, entre mil razones: porque es parte infectada del sistema (una célula cancerosa nunca ataca a otra igual sino que ataca y enferma a una sana).
Y si los sujetos SIDA no son aptos para reformar el SIA la lógica conclusión es que es un compromiso ineludible e histórico del resto del Pueblo Argentino Todo promover, forzar e imponer el cambio y el saneamiento del SIA. ¿ Cómo ? La pregunta salta a flor de labios y desde lo más recóndito del ser argentino. La pregunta exige una respuesta inmediata, sucinta y puntual.
La pregunta exige ya una fórmula mágica de solución. Nada de eso hay ni va a haber tan fácilmente. Pero antes de dar el inicio a la respuesta del cómo rememoremos casos cotidianos afectados de SIDA, casos que se cuentan por millones y que afectan a millones. Haya una lista de casos SIDA que lo/la hayan afectado y envíenosla para estratificarla y poder Medir el daño producido en el cuerpo social. Gracias.
Mauricio J. Yattah

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