El argentino está saturado, sobrecargado, de excusas y justificaciones de todo tipo.

A la falta de palabra, de cumplimiento de plazos, de compromisos de cualquier tipo siempre surge una «excusa» o una «justificación» que supuestamente limpia la falta y, también supuestamente, recompone la relación en el mismo nivel u órden entre los sujetos. Error.

Las excusas, las maljustificaciones de cualquier tipo NO sanan el «contrato» social que la palabra había sanamente establecido antes de ser rota.

Pareciera que llegar tarde, no responder una llamada, «darlo por sentado», «olvidarse del otro», «cambiar lo dicho», y mil otras cosas más, cuando ya habían sido fijados los elementos de la relación humana anticipadamente, son «juegos» para los argentinos. Son evidentemente un estado profundo de falta de comprensión de «lo que la palabra es» y de lo que «los compromisos entre semejantes» representan.

Esto de las excusas y pensar que «sanan» la relación es producto de la discapacidad de no poder visualizar o evaluar al otro, o a su acción, en términos de su real valor. El que se excusa no comprende que el otro o su acción tiene «su misma dimensión» de ser y de necesidad, y así lo o la desprecia.

La falta de respeto y de consideración hacia un semejante tiene niveles de fragilidad muy sutiles por donde éstos se cortan, produciendo un desgarramiento sensible y emocional que va carcomiendo las valoraciones morales y éticas de quién sufre esas rupturas. Se amolda al nuevo orden social impuesto a través de la reiteración de excusas y maljustifica-ciones y comienza a actuar en consecuencia de manera similar y es así como «la enfermedad se expande y multiplica».

En este punto la fragmentación de la sociedad argentina no tiene límites. Periodistas que «no responden», políticos y funcionarios públicos que «no responden», profesionales o secretarias que «no responden», y así la lista es interminable en absolutamente todo sector de la sociedad. El argentino «no responde» y cuando la insistencia para forzar el contacto se hace extrema, el argentino se «excusa».

La excusa se dá desde lo más insignificante a lo más dramático y determinante de la dinámica social.

<< Anterior - Siguiente >>
PaginaPrincipal  Manual II  Manual III  Libros   Ladrillos   EmailsActuales   
Conceptos Claros  Organizarte Cívicamente