Otro de los efectos de enfermedad que debemos cambiar, y una consecuencia parecida a la anterior, es qué tan fácil y de qué manera tan sencilla se volatilizan los motivos de una acción determinada propuesta. Es tan fácil imaginar, fantasear, buscar alternativas «creativas» en la mente de uno que en parte son motivadoras de sensaciones de movilidad y crecimiento, de desarrollo y de esperanzas, cuando las trabajamos interiormente, que no nos damos cuenta el efecto que produce en «el otro» cuando lo participamos de las mismas.

Es necesario asumir «la responsabilidad» real que implica involucrar a otros en nuestras propias ideas y proyectos. Esta responsabilidad no está en tener claras las ideas para transmitir sino también, y fundamentalmente, tener un poco más armado el esquema y los para qué se involucra a otros en la estructura de motivos que contienen las ideas que vamos a compartir. Y es nuestra responsabilidad preveer qué y cómo el otro, o los otros, van a reaccionar a la nueva idea que vamos a comentar teniendo un marco o un proceso de «acciones efectivas» que permita generar y adherir a la movilización y motilidad de la idea o proyectos expuestos.

Hay que superar la volatilidad de los motivos de la acción generando y responsabilizándonos desde un principio con las participaciones sociales que hacemos para el desarrollo de ideas, de programas o de cursos de acción conjunta.

Seguramente tendrás muchas más actitudes, conductas y situaciones que podrás plantear desde tu propia experiencia de vida social, redactalas en Lectura Activa, al dorso:

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