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MECANICA DE UN PODER CORROMPIDO
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EL GOBIERNO DE LOS
JUECESTodo este desfazaje no podría funcionar si no tuviera un apoyo de alguna fuente cierta de poder real.
Y el Poder Real está constituído en la autoridad formal delegada por la forma del gobierno democrático al poder judicial, por la autoridad monopólica funcional que lo posiciona como único recurso para resolver el conflicto de un ciudadano y/o de la sociedad y por la autoridad asumida y encubierta que realiza del manejo de las instituciones y sistemas jurídico-legales.
Tres tipos de autoridades que le permiten abastecerse de bienes, fondos financieros y servicios extras a aquellos que participan del Mercado del Conflicto.
En realidad, si nos elevamos y objetivizamos el análisis de la situación socio-institucional que vivimos los argentinos, deberíamos estar maravillados por la oportunidad que tenemos de vivir la situación que estamos viviendo.
Estamos en el momento justo de un cambio de estructuras, en el momento justo del cambio de imágenes y de relaciones entre el ser individual, el ser social y las instituciones que nos ligan, y es maravilloso porque estamos no tan solo palpando sino sufriendo y viendo como se desploman castillos de abstracciones que consideramos ideales como si fueran hechos de naipes con fino y a la vez burdos -por la decantación y el dejar hacer que le hemos permitido- soporte estructural.
Este momento y este derrumbe de estructuras que considerabamos sólidas y eternas nos debe llevar a la reflexión de lo tremendamente relativo que es la resolución pensada cuando del ser humano y sus necesidades se trata. Nos debe hacer pensar en lo volátil que es la estructura y el andamiaje fijo frente a la potencia del cambio y a la arrolladora imposición de la necesidad insatisfecha individual y colectiva.
Y así caemos en que la desfiguración del cambio en las actitudes y conductas individuales se transforma en un macroproblema que altera definitivamente nuestros sistema de gobierno democrático transformándolo en la alerta que los griegos nos transmitieron al entregarnos la Democracia: cuidaos del gobierno de los jueces o de los brujos.
Este manejo de la relación con El Juez, dándole poderes de omnipotencia cuando su trabajo está en casi un cero de efectividad, en donde maneja costos de justicia 3 veces mayores a sus colegas en los EEUU y en Europa (Informe FIEL), nos obliga a cuestionarnos cómo se ha llegado a semejante distorsión de su función y de su accionar socio-institucional general.
Son infinitas las influencias sobre el mecanismo prostituído, pero levantándonos y observando el sistema desde lo amplio podemos concluir en que visualizamos dos puntos de aglutinamiento y consolidación popular de la autoridad del juez, permitiéndole la movilidad con esa omnipotencia, soberbia y descaro que los caracteriza, a pesar de su magros resultados.
Primero, la permanente presión sobre el honorífico que todo hombre y mujer del derecho al referirse "de forma" a un juez debe proveer. Tales como Su Señoría, Vuestra Excelencia, etc. No interesa que tan correcto o corrupto sea el juez siempre se le adosa un Honorífico que lo "eleva" cuando en realidad es una función pública como cualquier otra.
Esta misma actitud decantada también respecto a que al abogado se lo llame, siempre doctor de aquí y doctor de allí, transformándose el doctor popular de ser antiguamente el médico a ser hoy el abogado.
El error está en que se sigue respetando la forma antigua en donde el respeto a la autoridad judicial no solo era por su función, sino por su calidad (ejemplo un rey) y fundamentalmente porque la autoridad que juzgaba era antes que nada un anciano de la comunidad. La calidad y el honorífico se establecía porque se era parte de los que "más habían vivido" , de los que "más habían compartido y participado", situación que hoy en día con funcionarios públicos en puestos de jueces que tienen 30 años, no correspondería, mucho menos sabiendo el magro nivel de desempeño, aunque sean "genios en la aplicación del derecho sustantivo".
Pero por otro lado algo que quedó marcado a fuego en la sociedad argentina toda fueron los consejos que José Hernández inmortalizó en su Martín Fierro, consejos que valen no solo para el juez sino también para la relación que el ciudadano del llano tiene con la policía:
La Marca de Fuego es:
Hacete amigo del juez,
y no le dés de qué quejarse...
Estos dos puntos son fundamentales para entronizar al juez y apoltronarlo en su cargo, haciendo lo que le plazca sin rendirle cuentas a nadie o tan solo a su conciencia a pesar de su situación de In Partibus Infidelium que tiene con el cargo que ocupa pero que pobremente ejerce.
Más aún, ningún juez debe rendirle cuentas ni a un superior ni a un par ya que la situación de extorsión en todas sus formas de relación es tan sutil que absolutamente nadie se atreve a cuestionar a alguien más, aún el más delincuente a luz vista de sus pares o subordinados.
Para mantener esta estructura formal e informal de gobierno a nivel nacional, provincial y municipal se necesita evidentemente un "ejército de profesionales involucrados en la misma profesión y subordinados al poder del juez" y ésto se refleja en cómo bajo el nivel académico en las facultades de derecho, junto al nivel de recibidos en relación a estudiantes ingresados comparándolo con el resto de las profesiones y facultades del país.
Los abogados han absorbido el 100% de los puestos en los poderes judiciales, entre el 50 y 70% en los puestos de los poderes legislativos y en los poderes ejecutivos los puestos claves de decisión política. Si además se le suman la casi "imprescindibilidad" del abogado en negocios de cierta envergadura o en operaciones de transferencias de riquezas en donde entran con "sus participaciones" a pesar de ser simples asesores técnicos, llegamos a comprender la dimensión de la ingerencia dentro del aparato de gobierno y como altera en su propio favor la decisión e influencia política del resto de las actividades y expresiones del quehacer creativo y productivo del resto de la comunidad.
Se ha literalmente erradicado la influencia del resto de la sociedad de las decisiones de desarrollo colectivo y comunitario público.
Es necesario, hasta diría, imperioso e imprescindible regularizar y equilibrar esta situación de falta de representatividad del resto de la comunidad en las funciones de gobierno.
Por último esta deformación ha llevado a que cambiemos, sin percatarnos, de una forma de gobierno democrático con las características del caso de ser representativa republicana y federal a transformarse en una Iuriscracia de Representación No Representativa, ... y Centralizada no en términos de geografía o jurisdicción sino de una más de las miles de funciones sociales, el derecho.
Iuriscracia, gobierno de la ley, por la ley y para la ley misma, que a su vez utiliza los mecanismos de las figuras democráticas para legitimarse pero que en realidad es de Representación No representativa de sus bases sociales... etc.