Extractado de «la matemática de la tolerancia y de la corrupción pública»

Este es un capítulo para gente decente, honesta y sincera de corazón. Además para gente que haya salido por sí de una situación de dependencia existencial y de una condición de "servilismo utilitario", , que tenga más de dos dedos de frente y que se intencione a ser, cada día de su vida, un ser humano mejor a pesar de los obstáculos, de las fantasías y de las distorsiones que el vivir cotidiano nos plantea.

Este capítulo es para personas que hayan aprendido a sumar, restar, multiplicar y dividir, aunque más no sea en sus términos básicos y necesarios, y que hayan alcanzado desde el sentido común -adhesión natural de su ser a las dinámicas normales de su entorno- una lógica general que los hace individual y socialmente «conectados» al desarrollo cultural y cívico de la sociedad "ideal" en la que conviven.

En fin, es un «artículo» para los que quieran comprender y estén dispuestos a sentar bases en su verdad cotidiana y en una realidad que, hoy por hoy, transita más por el mundo virtual que por el mundo real del cual indefectiblemente todos participamos; universo, el mix entre el mundo virtual y el real, en donde el individuo sufre y la sociedad sufre alteraciones de convivencia que vistas desde la sensatez y el sentido común deberían ser fáciles de corregir.

Hace años se construyó un contrato social entre muchos, y por ejemplo, se dijo que:

1+2+3 era = a 6 y como las funciones de ese contrato era distribuídas entre varias personas, en principio tres -una que hacía de 1, otra de 2 y otra de 3- era necesario establecer «controles» para que 1 fuera e hiciera realmente 1, para que 2 fuera e hiciera 2 y para que 3 fuera e hiciera 3.

Fue desde el principio una lógica sencilla: todos sabían y aceptaban qué es 1, 2 y 3 y todos podían simplemente sumarlos y sacar 6 como conclusión aritmética.

Un día «un gobierno» subió al poder y dijo que si todo era tan lógico por qué no separar el 2 en «1+1» porque así todo se «simplificaría», entonces la fórmula ahora sería 1+ (1+1) + 3= 6, era «parecido» pero "no era igual".

Resulta que «las leyes» que decían que había que controlar a 1 en que fuera 1, a 2 en que fuera 2 y a 3 en que fuera 3 ahora se encontraba en un gran problema, porque el control de 2 decía que el 2 ya no era 2 porque era (1+1) ¡ Gran Problema ! porque «ya no se podía controlar» porque no existía ningún 2, aunque fuera el (1+1) = a 2.

Así surgió que mientras «la ley» decía qué se debía controlar, el «ejecutivo» al cambiar el 2 por el (1+1) evitó el control, envió todo al Poder Judicial para que resolviera cómo debía hacerse el «cambio del contrato» que originalmente se había consensuado entre todos.

Como el Poder Judicial sabía de la «jugarreta» lógica del Poder Ejecutivo y como el Poder Judicial se tomaba todo el tiempo del mundo para resolver sus maquinaciones intelectuales y «legales», resulta que el Poder Ejecutivo siguió actuado «lógicamente» hasta que el Poder Judicial, seguramente después de muchísimos años, resolviera.

Subió «otro gobierno» y cambió nuevamente la formula diciendo que era para «simplificarla» y así el 1+2+3=6 que había pasado a ser 1+ (1+1) + 3 = 6 se transformó en

1+ (1+1) + (1+1+1) = 6 Ahora fueron DOS los conflictos de intereses entre «la ley» y la «realidad» que el Ejecutivo planteaba. Que "era similar" pero "no igual". Y fueron DOS los elementos sin control, el que antes era un 2, ahora un (1+1), y el que antes era un 3, ahora un (1+1+1).

La gente que había aceptado con criterio y buena voluntad y como sistema de convivencia el 1+2+3=6 había sido metida dentro de «la lógica de lo similar» pero sacada del «contrato del igual».

Subió «otro gobierno» y decretó que si 1 era el resultado natural de sumar 0,50 + 0,50 entonces podría cambiar la formula de 1+2+3=6 a otra «más sencilla» y que este cambio «se necesitaba por razones de mercado, de actualidad y de dinámica de los nuevos patrones socio-políticos e institucionales, además de la adaptación que el país necesita para ajustarse a los nuevos requerimientos universales de la globalización sin la cual nada existe, nada puede ser y nada en realidad «puede pensarse» ni «hacerse».

Así «nuestra fórmula original» y nuestro «contrato social» cambió a ser:

(0,50+0,50) + (0,50+0,50+0,50+0,50) + (0,50+0,50+0,50+0,50+0,50+0,50) = 6

¿ es igual ? Algunos, los matemáticos dirán que SI que "no es lo mismo" pero que es "similar"y que dá un resultado "igual"; los políticos dirán que SI pero que hay que espera a que «la justicia» se expida; y los jueces dirán que «lo están estudiando» y que por ahora es SI pero que todavía no tienen el «veredicto final»», que por supuesto va a llevar años establecer.

Qué pasó en realidad:

1- Se cambió el contrato social original, que ahora es similar pero que no es igual al firmado por todos.

2- El Ejecutivo -gobiernos 1, 2 y 3- eliminaron «los controles»

3- Los Ejecutivos 1,2 y 3 adaptaron las circunstancias a «sus propias necesidades» abriendo nuevas formas de «ejecutar» desde el 0,50 o desde cualquier otro cambio que hayan maquinado

4- Todos siguen creyendo en «la lógica» del contrato social AUN sabiendo que «nada es igual», que «no hay forma de parar el drenaje» de incongruencias antisociales, antidemocráticas y totalmente injustas que produce el ejecutivo de turno y, además y mucho peor aún, viendo lo «evidente» de los resultados que produce la acción de gobierno viviendo una REALIDAD de decadencia, miseria y frustración de las enormes mayoría que «hace décadas» habían firmado el contrato social para el 1+2+3=6 y no el caos y corrupción institucional, política, judicial, etc., aunque «legalizada» y «a derecho» actuales.

1- En este «juego» de lógica matemática el 1+2+3=6 son la constitución nacional y las leyes originarias para la construcción de la nación. Los números 0,50, (0,50+0,50), etc. son «las leyes, decretos, reglamentaciones, normas administrativas, etc.» que fueron sustituyendo -actualizando- a «derecho» pero en contra del contrato social originario la normativa jurídico-legal de la que abusivamente los distintos gobiernos se «agarraron» y que A PESAR del 1,2,3 y 6 original permitieron:

a- romper con la voluntad popular originaria,

b- eliminar los controles originales -que respondían a la defensa del derecho natural de cualquier ciudadano- y

c- permitió la evasión y elusión de todo tipo de normativa y control administrativo público para que políticos, jueces, funcionarios públicos, empresarios enganchados en la «compra-venta de favores públicos», y muchos otros tipos de «profesionales» y «mecanismos» atentaran abierta y directamente contra el patrimonio público y privado de los argentinos y contra el bien común nacional y se SALIERAN CON LA SUYA: robar «lógicamente» y «legalmente» dónde quieren, a quiénes quieren y cúanto quieren.

2- La suma y acumulación de los infinitos 0,50 -que en realidad son innumerables ecuaciones y números de todo tipo- es lo que conceptualmente en la Fundación Un Mundo Un Pueblo y en la Liga contra la corrupción y el maltrato público llamamos «elefantiasis jurídico-legal».

Esta acumulación creó en forma simultánea un «mercado del conflicto» de proporciones mayúsculas y absolutamente «antinatura» al equilibrio de oficios y profesiones sociales y económico-financieras natural de cualquier sociedad.

3- Por los dos conceptos anteriores y para llegar y engrosas este «estado de cosas» que llamamos «la cuestión argentina» ,que en realidad sufren todos los pueblos del mundo, es que se construyeron «profesiones y oficios» estériles e inútiles que viven y cargan su peso sobre las espaldas de las actividades de producción efectiva y REAL de las economías del mundo; transformando a la vez lo que hace 40 años fue el Capitalismo de Trabajo y Producción, cuya fórmula era «trabajo, ahorro, inversión» en un aberrante y antropófago Financismo, cuya fórmula es «crédito, especulación, rendimiento financiero» en dónde el «rendimiento financiero» se saca de los rendimientos de la economía real de miles de millones de trabajadores (obreros, empleados, empresarios, etc.) -industria, comercio, agro, servicios, etc.- del mundo.

Estas profesiones de las cuales participan millones de personas son: abogacía, contaduría, economía, escribanía, función pública, diplomacia, gestorías, finanzas, muchos de los servicios, y algunas que otras más. Sus profesionales, consciente o inconscientemente, participan de la Elefantíasis Institucional que obliga al trabajador efectivo a «pagar» la existencia y supervivencia -que podríamos llamar parasitaria- de éstos generando el hambre, la indigencia y la exclusión de miles de millones de otros congéneres trabajadores excluídos o al borde de la exclusión- que produce esta economía de la vergüenza.

Todos estos profesionales se encargan de «explicar» y «orientar» al ser humano «común» de qué se hace, para qué se hace, y cómo se debe actuar en función de la infinita cantidad de 0,50 y de «quebrados» que los gobiernos van, día a día, incorporando a lo que debería ser una simple y sencilla mecánica socio-económica, cada vez consciente y premeditadamente más complejizada e intrincada, para aportar a lo que llamamos «el mercado del conflicto» desde donde se abastecen la mayoría de estos profesionales.

Esta «mecánica» ha transformado -acompañando el desarrollo de las empresas y conglomerados transnacionales y globalizados- a todas las industrias, comercios y actividades agropecuarias y profesionales que son parte de la microeconomía en «un mal negocio» o en un negocio sin horizontes o de simple supervivencia circunstancial y aleatoria.

Esta "mecánica" a construido a los negociados y operaciones de la macroeconomía en el «único negocio rentable» que poco a poco y cuando quiere y se le "antoja" se hace de los pequeños negocios éxitosos, "viables" y "con futuro" de la microeconomía.

Y esta "mecánica" le ha dado el espacio PRINCIPAL de la actividad económico-financiera a políticos y funcionarios públicos -jueces incluídos- para que sean «factor de cambio y ajuste -con pequeñas o grandes comisiones y coimas de por medio- cuando ESTOS profesionales nada saben de producción, de creación de productos ni de "dar servicios útiles y efectivos" -económicos- a la comunidad.

Estos «adaptan» a derecho y a «la ley» todo lo que grupos de «creadores de los grandes negocios corruptos» se imaginan, a favor de intereses sectoriales de enorme poder político y económico-financiero y en contra del bien común y de una economía democrática distributiva justa y ecuánime. En definitiva hacen que "todo" se ajuste a "lo que los grandes negocios macroeconómicos necesitan" y así, automáticamente, se alejan de la legitimidad del contrato social originario que tenga en cuenta las necesidades actuales, y las capacidades actuales de la sociedad que es la única que trabaja efectivamente para producir los excedentes consumibles y capitalizables para vivir satisfecha y con la dignidad que produce un trabajo honesto y cotidiano.

Es más que evidente -y cualquier diagnóstico y análisis previo lo pone dentro de la "teoría de lo obvio"- que todos nuestros últimos gobiernos fueron "en contra" de gobernar para la gente, tarde o temprano muestran su "hilacha" de abusos, de excesos y de depredación.

¿ Qué hacer ?

Primero: tomar consciencia que es "un sistema» que hay que desarticular con medidas concretas.

Segundo: que para producir «el desgüace» es necesario tener sistemas alternativos que los sustituyan.

Tercero: que las nuevas propuestas deben adaptarse a las necesidades y capacidades actuales de la sociedad y que se debe considerar e incluir todos los desarrollos humanos de estos últimos tiempos, lo cual inhabilita a la fórmula del 1+2+3=6 como anacrónica a los momentos históricos actuales y a los desarrollos científico-técnicos y sociales del paisaje moderno.

Cuarto: que existen infinita cantidad de propuestas de cambio en todas las áreas del pensamiento y de la acción humana para sustituir las actuales imposiciones políticas e institucionales, reaccionarias al cambio que implique salir de la corrupción pública instrumentada.

Quinto: que estas infinitas propuestas tengan el marco explícito de un programa efectivo de cambios y el soporte social tácito de aceptación de "la necesidad de cambios profundos en los sistemas de convivencia" y que las mayorías sociales se proyecten hacia la toma del poder formal a través de «medios alternativos» a los medios convencionales actuales que inhiben el cambio y la acción de estas mayorías que necesitan imperiosamente del ajuste atomizado en todas las áreas de necesidad humana y del quehacer económico creativo-productivo.

1- Avanzar hacia una democracia de participación directa, eliminando la actual democracia de representación NO representativa, sacándole las decisiones públicas al político y al funcionario público político y permitir, por medios alternativos, construir nuevas instituciones públicas sociales, económicas, políticas, etc.

2- Avanzar identificando al Financismo -como un sistema en sí mismo- para delimitar su accionar y controlar su influencia y abuso acotando su accionar a ser el motor «secundario» de la economía de producción de bienes y servicios útiles y efectivos a la comunidad y eliminando así su extorsiva y coercitiva influencia de «patrón» de la economía, creando, desde allí, un Capitalismo de trabajo y producción con «límites» máximos y mínimos en su utilización.

Todo es factible y fácilmente accesible si se comprende que «el soberano» está enfermo y que debe salir de su enfermedad; que «el soberano» está amansado y que debe salir de su amansamiento dispuesto a arriesgar su vida en absoluta libertad y con plena independencia y en contra del facilismo miserable y mediocre que le ofrece el actual «sistema»; y si «el soberano» comprende y asume que Su Trabajo, Su Estudio y Su Vida es decir Su Valor y Su Esfuerzo Cotidiano debería ser, naturalmente es y potencialmente puede ser «mucho más» que el «pan nuestro de cada día».

Por supuesto que ya sabemos quién es El Soberano, Usted. ¿ Se anima ?

Hasta ahora lo que se ve claramente es que la sociedad argentina quiere que «se le produzca» el cambio sin dolor, sin esfuerzo y sin trauma, que «el cambio» que se necesita se produzca de manera milagrosa o mágicamente. Cada argentino, las «mayorías», quieren hasta «seguir cobrando» además de «dejar» de producir esfuerzos y compromisos propios dejando que «el cambio» lo active «otro» sin comprender que los avances y cambios sociales y comunitarios SON la sumatoria de los esfuerzos y convicciones individuales de cada ciudadano trabajando, estudiando y dando lo máximo de sí en función propia y del bien común de todos. Aquí el cambio de los factores SI altera el producto y el único resultado posible -con corrupción pública afectándolo- es lo que estamos día a día sufriendo: la barbarie, la indigencia, la segregación, la mediocridad y el vacío.

El diagnóstico fue fácilmente expuesto, las alternativas también, la visión de una convivencia proyectada y mejor también, solo queda actuar construyendo y participando de una nueva forma socio-institucional que nos dé equilibrio, paz, justicia y esperanzas bien habidas, creadas y producidas por nosotros mismos.

En definitiva son "las mayorías sumisas" en contra de un montón de vivos que las engañan.

Usted decide seguir comiendo de las migajas que el sistema le dá robándoselas a «otros» o convocarse, acompañar y producir "un nuevo pan" sabiendo que fue producto del esfuerzo mancomunado y creativo de los que trabajan y estudian día a día para construir un mundo y una sociedad mejor. 1x1. Prof. Mauricio Jorge Yattah 16/03/05

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