... no se dan cuenta que están viviendo sobre bombas de tiempo, no sienten que se les desbarrancó «el pensamiento único y rumiante», no ven que su codicia y envidia, que su soberbia y mediocridad hundió a la humanidad y se chupó al mundo de las cosas reales.

Estúpidos, que entienden de lo que es «valor», qué de lo que es honor, qué de la palabra.

Estúpidos, imbéciles escondidos en sus propias cuevas en sus propios miedos y vergüenzas.

Viven sumergidos en inmundicias que ustedes mismos crearon y respiran mezquinamente de burbujas que esa misma inmundicia les «regala» y no entienden que existir sobreviviendo es tan bestial como cualquier fantasía surgida del orgullo vano que produce una vida sin esfuerzos, ni proyectos, ni sentido.

¡ Brutos, estúpidos, imbéciles, despierten ! Despierten antes de morirse y ser irremediablemente olvidados en los cementerios de los ricos. ¡ Despierten ! ¡ Muertos ! Levántense cuando todavía pueden hacerlo. No ven que derrochan caridad malparida porque es malhabida.

Enfermos, leprosos de carnes putrefactas representada por todo lo que hacen, por todo lo que «creen» que es sin saber que no existe, por todo lo que hace siglos «dejaron de sentir».

La historia los plagó de hombres y de mujeres que supieron avisar y ustedes ¡ bestias ! siguen sin escuchar.

Que los hace soberbios e infames, que los hace mentirosos y sinvergüenzas, que alejados e inhumanos, bestias.

Tienen hijos y se creen padres, tienen gente alrededor y se creen sociedad, tienen «cosas» y se creen ricos sin saber ni comprender que la vida, a todo éso, lo regala, ni entender que el compromiso de ser humano pasa por «ser lo que uno debe ser» y que ésto se logra luchando a brazo partido para salir de la mediocridad, de la existencia cómoda y anémica que se armaron.

¡ Imberbes engendros de la naturaleza ! ¡ Qué se creen que son ! ¡ Qué se creen que tienen !

Amor, lo compran. Familia, la abastecen. Recuerdos, los fotografían. Sentimientos, no tienen.

Lloran sus soledades creyendo que se llenan siendo socios de clubes. Y cubren sus abandonos con joyas, autos y cosas que «creen lindas». Infelices. ¿ Dónde está la alegría ? Creen que la tienen en las revistas de dos pesos y en lo espumante de champañas que solo pueden comprar y que tragan junto con los miedos y las traiciones de aquellos con las que las comparten.

¡ No ven, estúpidos, que uno no hereda ! Qué uno construye. ¡ No ven, imbéciles, que uno no tiene ! Porque en cualquier momento se lo sacan. ¡ No ves, idiota, que no sos ! porque para ser debés hacer y para hacer debés saber más allá mucho más allá de las cosas que te dicta el pensamiento.

No son números, estúpido, son universos inconmensurables que jamás vas a poder asir.

No es inteligencia, estúpido, ni astucia, ni perspicacia, ni viveza criolla, son sentimientos y sensaciones que explotan desde la emoción y fluye hacia los otros lo inmenso de ser y de existir.

No hay palabras, son imágenes, estúpido. No hay registro electrónico, son paisajes, son visiones, son sonidos que se escuchan más allá del barullo de tu estereo.

Cuántos más van a morir y desangrarse, cuántos más van a hincharse de hambre, cuántos más van a vagar por tus ricas calles sin que los veas, sin que los sientas, sin que los sepas tuyos, ¿ cuántos ?

Despierta, imbécil, antes que la muerte alcance tu fachada de humano mal aprendido.

Prof. Mauricio Jorge Yattah- 7/3/2005 Bs.As.