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Referencia: AMIA Lunes

Tópico: Indiferencia

Asociado a: Instrucción

Redactada el 6/8/94

Argentina:
Sociedad... Anónima

Cómo una actitud importada de los EE.UU. el self-made-man junto al sistemático amansamiento del ser argentino y a la destrucción de toda institución referente del individuo a nivel social inmediato, ha generado en nuestro país, entre otros, una falta de contención total y absoluta del individuo y de su familia por parte de la sociedad-institución.

La sociedad argentina ha generado mecanismos de absorción de todo el esfuerzo personal de cada uno de sus individuos... sin llegar a deberle nada a nadie, ni reconocerle nada a nadie.

El hecho concreto es que los mecanismos públicos, en todas las esferas sociales, han adquirido la costumbre del "dame-dame", simplemente porque sí, o porque SINO... creando en el ciudadano una compulsión a entregar todo y a sentirse comprometido "de raíz" con la institución pública a costa, aún , de su propio bienestar y del bienestar de su familia.

Así se sigue reiterando, hoy, lo que ayer dijo Alberdi: "el argentino es un contribuyente no un ciudadano". Y aún no hemos aprendido a ganarnos nuestros derechos.

Todo mecanismo de ayuda, todo desarrollo y beneficio social que un ciudadano argentino dá a nivel social, permitiéndole a la sociedad argentina en su conjunto progresar, en cualquier área de su proceso creativo-productivo, se lo toma como algo "natural", como que aquella persona que lo generó... "debía hacerlo", como despreocupadamente la sociedad se olvida del esfuerzo y del logro del ser individual.

Quitándole a la persona el derecho al reconocimiento, el derecho a, aunque más no sea, las gracias.

Así se va produciendo una antropofagia social del ciudadano que se dedica y entrega su esfuerzo y su conocimiento en bien de la comunidad, sin darle ésta, nada a cambio. Y, como es natural, el progresivo, pero acumulativo, cansancio de cada uno de los argentinos por la entrega a la comunidad, por el trabajo social. Cada uno de nosotros pierde el "gusto" y la "satisfacción" de trabajar en lo social, porque ésta toma todo y ni las gracias nos da. Así el ser humano argentino se va alejando del compromiso que naturalmente tiene con la comunidad y se hace un "buscador de su propio destino", un marcador de su propia huella.

Y así, seguimos perdiendo lo más excelso de nuestra comunidad: el ciudadano que siente que debe entregarse al trabajo comunitario, pero que por esta actitud social-institucional establecida y enraizada, siente que al hacerlo, al sociedad "le está robando" y se retrae.

Debemos como sociedad, superar ésto, y no simplemente poner en pantalla al exitoso, sino elevar y reconocer y darle crédito a todo ciudadano que, fuera del marco político y tendencioso, se entrega y se dedica a "cuidarnos".

Debemos, exaltar su labor, agradecer su trabajo y utilizarlo como referente de "ejemplo-ejemplar", para que aquellos argentinos que hoy se están armando como ciudadanos comprendan lo importante que es: después de dedicarse a lo propio... trabajar en bien de la comunidad.

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