En el discurso o en la charla cotidiana se dá como primer punto de confrontación de pareceres el que unos digan la Corrupción nace en la sociedad en general y otros digan no, la Corrupción nace en la cabeza, en los dirigentes, en el gobierno, en los empresarios, etc.

Ambas y todas las posiciones y pareceres son correctos. La Corrupción nace en cualquier parte en dónde existen puntos o "nexos" en donde hay confrontación de intereses. Potencialmente el conflicto y la resolución de él en cualquiera de sus infinitas formas, es campo de cultivo para que nazca la Corrupción. Pero este problema de relación entre Huevo-Gallina se comienza a esclarecer cuando empezamos a analizar y a desmenuzar esos nexos o puntos de contacto de los cuales hablábamos.

El estereotipo, la simplificación de un tema y de situaciones tan complejas como es la Corrupción solo lleva a perdernos en discusiones estériles y altamente conflictivas y desintegradoras de las relaciones sociales cuando se los presenta y "tira" a la mesa del debate o del diálogo "así por así" generando discusiones fuera de todo orden y sentido y muchas veces fuera de toda proporción.

Una corta síntesis de dos tipos de condiciones en dónde el conflicto puede surgir y en dónde se puede asentar la corrupción son:

Condición 1: en estructuras y áreas totalmente independientes de cualquier tipo de relación con el poder público. De aquí se pueden especificar 3 puntos de contacto, o nexos, en dónde se puede desestabilizar el sistema o a los sujetos que intervienen:

1- en la determinación de políticas

2- durante el accionar

3- en la resolución de conflictos del área

comienzan a perder independencia en sus propias decisiones, así, las áreas de conflicto puede ser :

1- de poderes

2- de relación

3- de intereses

4- de cualquier otro tipo.

Ante el Conflicto los sujetos de la relación pueden producir dos tipos de acciones:

1- desintegrar la relación

2- recurrir a un mediador para resolver el conflicto

En este punto el mediador puede ser Público o Privado.

Expongamos cada uno de estos puntos. Pero antes debemos recordar que Corrupción no es robar en los términos normales, ni matar en los términos normales. Si aplicamos la definición el robar y el matar que está afectado por la Corrupción es mucho más doloso porque existe premeditación, alevosía y maquinación por el delito mismo, al igual que "el armado de la banda" para cometer el delito que agrava mucho más la pena el delito en sí.

El Corrupto "maneja los medios de un sistema" para salir impune, "maneja los medios de un sistema" para ser inmunizado por el mismo sistema que está corrompiendo y ante actos de este tipo al corrupto le importa, literalmente "un bledo" lo que le pase a aquellos ciudadanos a quiénes le roba o mata y así el nivel de "indolencia" al dolor ajeno es mucho mayor, enorme y permanente, muy distinto a lo que se ve al robar y al matar comunes en donde se "vive el acto" y al instante pasó pero queda el delincuente impregnado de su propio acto criminal, afectando o no su conciencia, su culpa.

El corrupto vive cotidianamente con esos "manejos del sistema", vive y se asume en las conductas y actitudes que son comunes a la banda y desarrolla los códigos, los procedimientos y los patrones establecidos por la corrupción del aparato en el que trabaja o se desempeña, pero está muy lejos de comprender, y hasta ignora, en dónde pega, roba y mata al cuerpo social, a la gente que aporta lo que él o ella roban.

Una persona puede robar una vez o,aún, vivir del robo; puede matar una vez o ser un asesino a sueldo; el delincuente político o institucional, es un sujeto que "vive de corromper sistemas", de buscarle la vuelta a los sistemas -que se arman para ayudar al pueblo todo y para beneficiarlos con su funcionamiento colectivo y social- para sacar su propia y particular tajada, pero muy pocas veces piensa o vé a los sujetos que agrede con su conducta y actitud. Este "alejamiento" es cada vez más grande a medida que el "corrupto" es un sujeto más encumbrado en la escala institucional.

El EFEPE -funcionario público- de mostrador puede extorsionar al ciudadano y le vé la cara, el ministro de economía, el presidente de la nación o un ministro de la corte suprema de justicia puede robar a través de sus decisiones pero muy pocas veces le ve directamente la cara a quienes le roba con sus decisiones y acciones.

Es importante haber establecido la diferencia porque en el presente análisis vamos a ver como se desarrolla lo que llamo "la política del pescador" (sentarse tranquilo a esperar a que "piquen") entre los que la utilizan, los funcionarios públicos, en especial los judiciales y políticos y el ciudadano que nace al Conflicto.

Un claro ejemplo es llegar a ser presidente de la nación para estar en el "puesto justo" para facilitar "neutralizando" la ineficiencia e ineficacia premeditada de los sistemas públicos y así, hacerse "imprescindible" para habilitar las acciones económicas y financieras para abrir nuevos negocios a los particulares y a las empresas. En el lugar que "puso el sello presidencial" toda la estructura institucional y pública "de abajo" responde con fluidez, respeta y acepta los términos del "vía libre" para ese especial arreglo.

Si esto no sucediera, los funcionarios públicos comienzan a estorsionar al particular desde la mismísima base de la "aceptación de condiciones y reglamentaciones", aumentando en cada paso del "visto bueno y sello" la tajada que va requiriendo pagar el particular para "legalizar su actividad", haciéndosele casi imposible manejar la extorsión ascendente. Por este motivo es que particulares y empresas, de acuerdo al negocio que desean encarar, "tocan" las influencias públicas y políticas que corresponden para "aceitar el camino de la realización" del negocio que están proyectando.

Así el "crecimiento y mejoramiento del servicio" al público en general no se produce porque "la gente que maneja las empresas de servicios, por ejemplo, saben de qué se trata el servicio que están prestando, habiéndose comprendido plenamente en su función de servir a la comunidad, sino que lo hacen por simple transferencia de elementos materiales y financieros, alejándose y alejando a la empresa de la función primordialmente humana que debe cumplir y que es, en definitiva, la que potencia y le dá forma cierta al mapa de progreso de personas y recursos hacia nuevas necesidades ciertas insatisfechas sociales y no hacia necesidades "fantasiosas" y altamente prescindibles que se le imponen a diario a la sociedad en su conjunto.