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CORRUPCION Y MALTRATO PUBLICOCOLORBAR.GIF (4491 bytes)COLORBAR.GIF (4491 bytes)

Extracto aquí una sección de Mecánica de un Poder Corrompido

exponiendo La Teoría del Agüjerito

Avanzando sobre el proceso de tratar de comprender "el conjunto del sistema corrompido público en el que estamos inmersos los argentinos", y por extensión muy simple y deducción lógica: casi todo el mundo; y después de mucho remar y "rumiar" ideas, pensamientos, etc. me surgió la pregunta :

¿ pero por dónde hace agua el sistema en general ?

Y a continuación saltaron muchísimas otras preguntas que fueron literalmente "construyendo el marco de la realidad oculta" que estos sistemas prostituído nos dan y nos muestran encubiertamente.

¿ Cómo puede ser que no existan culpables ?

¿ Qué es culpa ?

¿ Cómo y qué efecto tiene la responsabilidad ?

¿ Qué es responsabilidad ?

¿ Qué relación hay entre personas que están dentro del sistema, sabiendo que algunas son corruptas y otras no, que algunas son corruptoras y otras no, que algunas tienen principios y valores morales y éticos y se aferran con dientes y uñas cada día y en cada acto de su actividad pública y otras no ?

... y tantas otras preguntas más, pero siempre con el machaque desde el fondo de "¿ por dónde hace agua el sistema ?

Así nació la Teoría del Agujerito y la comprensión profunda de cómo manejar los sistemas públicos y en definitiva la actitud y conductas que nos va a permitir, a los argentinos, descansar en nuestras situaciones personales y "obligar" y "comprometer" a la función pública a proceder y aplicar los correctivos de "purificación" necesarios para tener los sistemas públicos y los servicios públicos que nos merecemos.

La Teoría del Agüjerito dice que:

Todo sistema corrompido tiene agüjeritos por donde los miembros corruptos del mismo se escabullen con exculpación tácita social.

No voy a repetir lo que ya le expuse en la gacetilla en que traté sucintamente este tema y en dónde puse un par de ejemplos.

Sí es importante explayarnos respecto a por qué y en dónde un particular debe ubicarse para aplicar elementos valorativos personales de la actuación, buena o mala, de la función pública.

Concentrémonos en el Poder Judicial específicamente.

Estamos todos de acuerdo en que un ciudadano que cumple una función de JUEZ, cuyo rol está establecido en los códigos, manuales y estatutos de funciones que hablan de lo que un "juez es" de lo que un "juez debe o no debe hacer", de los niveles de "movilidad" de sus acciones y decisiones, etc. en su función y actividad, al igual que en los límites que la jurisprudencia invariablemente establece, restringiendo o expandiéndolos, son elementos importantes y muy definidos de este Rol de Juez. Estos son parte del Rol de Juez, son parte de lo que el ciudadano común investido de un cargo público: juez, debe ser y hacer.

Pero a su vez este mismo ciudadano: Juez, es y cumple otros múltiples roles sociales: es padre, es vecino, es profesor, es ... tantas cosas distintas sociales más.

En cada uno de estos "roles" podemos como individuo analizar y "calificar" su múltiple condición de persona:

1- cómo lo calificamos como ser humano,

2- cómo lo calificamos como actor en una determinada función social: padre, vecino, etc.

3- cómo lo calificamos como "miembro de un grupo", etc. Cada una de estas "calificaciones" y "evaluaciones" que hacemos, en general tienen y vienen de una "óptica valorativa" de mucha subjetividad, es decir que viene de "evaluar" al ciudadano (que en su rol ocupacional es: Juez) como una persona, como un semejante a nosotros. Así que en general el peso de la evaluación personal se sobrepone al peso de la reglamentación y del "patrón" de ser padre, de ser vecino, de ser miembro de un club, etc.

Pero este ciudadano que en lo particular debe ser evaluado y calificado como somos evaluados y calificados cualquiera de nosotros, en términos muy personales, cuando es investido de un cargo como el de JUEZ se incorpora a un Sistema Público, a un sistema que lo llenan de una enorme cantidad de "compromisos y obligaciones" tanto personales como sociales por un lado, como de "derechos y beneficios" también personales como sociales por otro, todos orientados desde su función institucional, lo cual le dá un peso y una presencia algo distinta y especial.

Pero fundamentalmente el ciudadano JUEZ es parte de un sistema mayor que debe ser tratado y considerado como un Sistema en Si Mismo. De la misma manera que cualquier otra repartición o sección de la administración pública, o cuando tratamos las responsabilidades por los productos o por los servicios recibidos de empresas privadas.

Cada una de estas "partes" de la actividad pública tiene, o deberia tener, sus propios elementos correctivos, valorativos, de ajuste, de control y de retroalimentación de las funciones y de los resultados que estas funciones producen: son "seres en si mismos" o por lo menos deberían serlo.

Cuando un ciudadano mira y evalúa a estos "entes en sí mismos" debe limitarse a hacerlo hasta el punto en que le produjo un resultado satisfactorio, o no, en la necesidad insatisfecha que hizo que fuera a requerir el servicio que el "ente oficial y público" le debe prestar. Así el ciudadano dice: necesito justicia... y solo debe preocuparse y evaluar si el Ente Poder Judicial le dió o no justicia. Punto.

En general el manejo que todo el poder judicial hace de la relación con el ciudadano, para esconder sus "tejes y manejes" (ya expuestos a lo largo de las distintas obras) y en especial para manejar grados de culpas y de responsabilidades, grados de compromisos y de liberalidades en sus funciones, etc. tratan todos sus miembros de "comprometer en el juego" al ciudadano, que en realidad debería estar "del otro lado del mostrador" esperando "justicia".

El juego que los hombres y mujeres del derecho comprometidos con la corrupción institucional es el de llevar al ciudadano "al otro lado del mostrador". Usted se imagina ir a un almacén y que el almacenero le diga Tome lo que Quiera, Cóbrese lo que Quiera y Haga como si estuviera en su casa... y además le voy a contar los problemas que tengo con mi señora y con mi empleado.

Se trata de "enganchar" al ciudadano en el juego del contubernio tribunalicio", pero no en el contubernio real que se vive adentro, sino en uno que "compromete superficial y fictíciamente" al ciudadano con la vida del "ambiente".

Este manejo que hace el abogado, el gestor, lleva a que el ciudadano que "sigue esperando justicia" vaya adentrándose en los problemas procesales, en los conocimientos de las "dificultades" por las que "todos nosotros tenemos que pasar y soportar", hasta el punto que aquellos ciudadanos que realmente están dispuestos a "ayudar" -en donde por supuesto no pueden ayudar- a superar las ineficacias y los "manejos extorsivos y dilatorios judiciales" se involucran al punto de terminar "conociendo más del negocio del almacenero" que el almacenero mismo. Muchos irónica y lamentablemente terminan haciendo chistes como que : "me faltan un par de materias para recibirme de abogado", o cosas por el estilo.

Por eso y muchísimos otros detalles al JUEZ, por ejemplo, que puede ser "un tipo maravilloso" y puede ser "el mejor amigo del mundo", cuando analizado en su función de Juez Es Parte Inseparable del Poder Judicial, porque todo su accionar responde indisolublemente a un resultado institucional "encadenado" por la estructura formal e informal y por una actitud de grupo y de "cuerpo" que llaman dentro del mismo ambiente Aparatamiento, siendo este término la "aplicación ciega e irrestricta" de la ley de hierro del funcionario público: Uno para Todos y Todos para Uno, o de Todos para Uno y Uno para Todos, según el caso.

Entonces para contrarrestar este efecto de cohesión monolítica, como habíamos comentado, debemos mantener "desde afuera" las mismas reglas y condiciones de evaluación: evaluando a Todos Como Uno y a Uno Como Todos.

Así la Teoría del Agujerito va a permitirnos a "los de afuera" dejar que los de adentro "decidan sus propias cuitas" y resuelvan cuáles son los lineamientos, las conductas y los valores y principios que en definitivamente dentro de su mismo concepto de Todos para Uno y Uno para Todos van a defender.

Si usted, en la actividad privada compra un electrodoméstico, y resulta estar descompuesto, quién es el responsable final: ¿ el vendedor o la empresa que lo fabricó ?

Pero ¿ cuales son los agujeritos por los cuales los corruptos del sistema se escabullen con aceptación tácita social ?

Andar diciendo siempre cosas como:

-" ¡ ché ! no se puede meter a todo el mundo dentro de la misma bolsa.

-" ¡ A mí ! ... a mi me trataron bien, aunque no conseguí nada.

-" ¡ Yo a algunos los conozco y son unos grandes tipos !

-" ... y ... ¡ la justicia siempre es igual !

Este tipo de afirmaciones acompañadas de millones más hace que los que realmente son los corruptos del sistema sean los primeros en meterse en este "tipo de justificaciones populares" que naturalmente los "exculpa de todo tipo de responsabilidad".

Con la teoría del agujerito al "meter ex profeso a todos dentro de la misma bolsa" y relacionarlos a los resultados vergonzosos institucionales en algún momento la presión de los que no son corruptos y son responsables ciertos de sus valores y principios profesionales van a tener, y a poder, ordenar las cosas desde adentro, o se van a salir, como ha pasado en estos úlitmos años, para dejar que el poder de la decencia y de la razón siga cayendo hasta los niveles en los que está actualmente.

Por lo que creo y senso en mi actividad, hoy en 1998, hay pocos visos de que la cosa se revierta en el corto plazo. Aún más, estoy convencido que la gran mayoría de los miembros del poder judicial están dispuestos a seguir defendiendo el actual sistema a costa del derramamiento de sangre inocente y de seguir tratando de "estúpidos" justificando lo injustificable al resto de la ciudadanía argentina, la enorme mayoría; por supuesto sin decirlo pero, como siempre, profunda y discriminatoriamente sentido.

La Teoría del Agujerito es, desde mi propio análisis de años, la más eficiente y eficaz herramienta de actitud para resolver el nivel de corrupción judicial, política e institucional que sufrimos.

El ciudadano argentino jamás, jamás debe justificarlos si busca un ideal de país.

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