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Un sentimiento de impotencia y vacío ante proyecciones que vislumbran el Mundo Económico

El mundo está lleno de estudiosos, especialmente el Super Mundo, que se dedican al pasado, a lo que acontece y, últimamente y con mucho más aceptación por parte de los lectores, al futuro.
En forma generalizada, o específica de cada área del conocimiento, se tiran cientos de artículos en diarios y revistas y, aquellos más arriesgados inclusive, editan libros que son engullidos, devorados y rabiosamente discutidos por lectores que en el total de los casos quieren tener una punta más de la cual agarrarse para poder seguir sobreviviendo. Y, como del futuro se trata, vamos a atenernos a ello.
Años ha, a los mayores, se les preguntaba ¿ qué es el mundo en el cuál vivimos ?, y esos mayores, en actitudes de liberalidad y desprendimiento de lo social inclusive, se animaban a contestar con un cuál es el mundo en el que deberíamos vivir. Y así muchos cayeron en manos de sus contemporáneos que, por miedo a tener una luz en el camino más allá que el espacio recorrido a diario y de manera monótona, hicieron justicia para injusticia de la humanidad.
Campanas que parecen aturdir las frágiles estructuras mentales sobre las que el individuo araña su supervivencia, cuando en realidad solo sobrevive, son acalladas por la violencia. Pero el ‘rudo’ tañer de esas palabras en la superficie cristalina y límpida de la campana que a todos nos protege termina, tarde o temprano, repiqueteado nuevamente y destrozando y revelando una nueva identidad, a pesar de la violencia aplicada...
Pero el mundo cambia, la gente cambia y así también sus hábitos y costumbres, y, lo que ayer era temor a lo que pudiera revelarse, hoy es ansiedad por conocer el ‘que vendrá’ para poder esperanzar el presente y así potencializarlo y darnos fuerzas para poder entrar en el futuro.
Y...¡ Qué futuro ! Y leemos más que nada proyecciones económicas sobre cómo va a ser el mundo después de haber pasado de una Revolución Industrial a otra, desde la máquina y la fuerza del vapor al Silicon Valley y los chips, y pensamos... tantas cosas. Y corre por nuestras mentes, que cada vez son muchas más mentes, tanto más y más y más y, ¿ Hasta cuándo ? ¿ Hasta cuánto ? y nos perdemos nuevamente en una melancolía de la ideación y pensatividad. Y he aquí mi consuelo.
Se viene gritando a voz en cuello, desde hace ya cientos de años, los logros en la producción de ésto y en la producción de lo otro, últimamente, es la mejor manera de producir ésto y la mejor manera de producir lo otro, y retumban palabras como eficiencia y eficacia y un inmenso vocabulario que hace de los que lo utilizan, pensar que son seres vanamente “superiores”, seres “protegidos”.
Y salieron cientos de libros sobre economía, ingeniería, administración, por mencionar algunos, y así cada rama hizo su aporte a lo que en un principio fue, visto desde hoy, una idea Supra-utópica de los primeros industriales y que ahora es una absoluta y ya obsoleta realidad. Pero a la puerta de mi casa siguen tocando mujeres con niños en brazos que se excusan de su situación con una receta de medicamentos en la mano. Pero sigo viendo fotos de niños famélicos, subnutridos, desnutridos, malnutridos, de ojos saltones y abdómenes hinchados, que paradoja, por su condición. Y no pronuncian palabra. Y mueren de a millones.
Pero veo países, los más, pero de los que menos se sabe y se habla, que se desesperan en la ignorancia de saber y comprender cual es su situación, se desesperan por querer cortar la corriente de la identidad con el mundo y volver al fluir suave de su propia identidad. Cuántos más peros de inconsistencias podremos asentar. Y a pesar de ello aquí está mi consuelo.
Podrían seguir escribiendo sobre el mundo económico del futuro, podrán seguir horrorizando a millones de almas y cuerpos, ya despiertos, sobre las superbondades de lo que nos espera, podrán llenar de castañuelas y lentejuelas, de luces y colores, de bombos y platillos todos los nuevos logros de la industria de aquí y de la industria de allí, pero, así como descubrimos que la voluntad del receptor a comprender es más importante que el esfuerzo del emisor al transmitir, así hay hoy millones y más millones que despiertan a su realidad y descartan silenciosamente esa realidad fantaseada con miles de colores que ayer enceguecieron pero que hoy se ven como en otro lado y allá lejos.
Mi consuelo está en que cualquier proyección que hago sobre este mundo en el futuro, me lleva indudablemente a pensar en términos de dualidad, en términos de competencia entre dos grandes campos, el económico y el social. Y hablo de “lo social” para enmarcar el todo social, lo que tiene que ver con el individuo y su entorno y con la sociedad humana y su mundo.
Y aplico, términos absolutos y relativos. Y así, dentro de este enmarque de pensamiento avanzo en la comparación, en la proyección, en mi consuelo y en el camino que quiero andar para contrarrestar lo poco que me dieron. Veo detrás mío una historia, una geografía y un pueblo, el del mundo, que al grito de libres de la monarquía se enfureció con la producción para poder dar sustento a nuevas formas de orden social traídas del lejano pasado y adornadas con nuevos anhelos de igualdad y de una utopía que se convirtiera en realidad, de ilusiones de igualdad entre los hombres de buena voluntad. Pero he aquí que después de más de dos siglos de andar este camino pareciera que hemos errado el objetivo fieramente, insensatamente, despreocupadamente.
Lo que antes era dominio de los seres humanos y preocupación de los ilustres, la relación espacio-temporal, hoy dejo su lugar o fue desplazada, por lo económico-financiero o más esquemática-mente por $ pesos por tiempo transcurrido o sea el interés. Y...¿ el espacio ? ¡ ah !... eso ya fue minuciosamente y arbitrariamente dividido entre personas que poco sabían del asunto y que en muchos casos no importaba que fueran “hombres de buena voluntad”, y el mundo se dividió y se volvió a dividir y dividir. Muy a la zaga de este andamiaje dinámico, que hoy nos llena de este pensamiento melancólico sobre nuestra existencia en este mundo que tanto más y más nos está incomodando, venía, callado, tímido y sigiloso avanzando el batallón de las ciencias sociales, con sus escuadrones de lo que hacen al individuo, a la sociedad, al ser humano en función y en relación a los otros seres que comparten su espacio vital con todos.
Ya hoy conocemos y nos conocemos infinitamente más de lo que sabíamos hace ya más de dos siglos. Siempre trabajando dentro de la estructura condicionada que se había armado alrededor de la producción y que después ésta sobrepasó y acaparó con inusitado despotismo. Hoy, ya es tiempo de redimensionar nuestro mundo, nuestro espacio, nuestras instituciones y llegar a un objetivo que sea el mundo que perdimos en algún punto de nuestra existencia relacionada a la producción y que con esa buena voluntad que caracteriza a la mayoría de los seres humanos, ayudaron a catapultar hasta esta situación.
Es necesario volver a dar un grito de “libres y no condicionados “ pero con buena voluntad para darle a nuestros semejantes lo que ya todos sabemos que perdimos hace tiempo y allá lejos. Si esperamos que las instituciones, organizadas dentro de él sistema actual, traten de solucionar los problemas que a la mayoría nos da vergüenza conocer sabiendo que podrían ser fácilmente resueltos, porque potencia no nos falta, vamos a esperar mucho más tiempo que el tiempo mismo. Hay que pegar un salto cualitativo y un salto de posición, y salir en busca de nuevos medios para los mismos horizontes, horizontes que durante milenios fueron la esperanza de pocos pero que hoy son el deseo consciente y vehemente de millones.
Tiene que ser el tiempo de la potencia social, tiene que ser el tiempo del despertar y del predominio durante los dos próximos siglos de lo social, de volver el sentido del tiempo y del lugar a concentrarse en el ser humano y no en un servicio del capital. Las ciencias sociales y humanas ya tienen una estructura concreta sobre la cual basarse para un despegue en el cambio de sentido.
El ser humano necesita ajustar su existencia a su condición de hombre y de mujer y no a su condición de animal simplemente deseoso de satisfacción material. Sé que en lo económico la dinámica va a seguir, y es para bien, pero también sé que va a ser más evidente y los próximos dos siglos van a presentar un desarrollo muy marcado hacia lo social respecto a lo económico en valores relativos. Sé también que la nueva potencia del mundo, el eslabón sobre el cual se sustenta el nuevo soporte hacia el futuro, es descubrir la importancia del yo como individuo total y absoluto y su convencimiento que sí es gravitante dentro del entorno mundial. Ya no como masificado sino como individuo unido por volición al conjunto de individuos para hacer de acuerdo a esa voluntad.
Mi consuelo y mi potencia es, no la maravilla dibujada del futuro económico que nos espera, que nada, por supuesto va a hacer para solucionar la decrepitud, sino la fuerza de millones de individuos por distintos medios, en distintas regiones y ante distintas situaciones están empezando a aplicar al margen de las estructuras planteadas desde hace años para cambiar lo que éstas no quieren que cambien y que nada hacen para cambiar.
Tengo un sentimiento de potencia y de plenitud ante la perspectiva de que cada mujer y cada hombre se levante y este convencido de que ella y él pueden y deben hacer de Su Mundo un espacio mejor y un tiempo que se proyecte libre y suavemente hacia el futuro.
Mauricio J. Yattah

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