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Yattah, Argentina, Un Mundo Un Pueblo, Latinoamerica, web1x1.org
EL TRABAJO:
UN CONCEPTO DE DESARROLLO DESGASTADO
EN LA ARGENTINA
De los tres elementos básicos de producción planteados por la economía
de 1-la tierra 2-el trabajo 3-el capital, es el segundo el que participa intensamente de
los principios éticos y de los valores morales que sustentan a cada ser humano, porque es
éste el que los debe desarrollar en su función activa.
Del enfoque del hombre hacia su actividad y el rédito que ésta le produce, dejando de
lado conceptos como el hedonismo y teorías de mayor o menor esfuerzo del individuo, y de
cómo el mismo hombre evalúa su desempeño de acuerdo a lo que ve y mide del esfuerzo y
de los resultados obtenidos, en relación al resto de individuos que lo rodean.
De lo que el proceso histórico puede hacer para evolucionar y potenciar a un pueblo o
involucrarlo y estancarlo en relación a sí mismo y al resto de los pueblos con quienes
cohabita el mismo mundo. De los tres puntos anteriores se desprende una cacofonía mental
de ideas que destruye toda racionalidad, y aún diría aliena al hombre con intención de
racionalizar, e inhibe cualquier tipo de proyección analítica de la situación
argentina.
Analicemos. Analicemos no con vista a la solución de problemas sino para mantener ese
dejo divino de humanidad que nos diferencia, creemos, de los animales: la razón.
Analicemos no para aplicarlo a lo cotidiano, para ver si tenemos razón en
extractar la realidad con nuestro foco mental, sino para decirnos a nosotros mismos
Si, aún soy capaz de aislarme del medio y crear y mantener mi propio equilibrio de
hombre.
Analicemos no para darles a otros un punto de equilibrio, otro más sino para buscar
sencillamente el balance propio que tanto necesitamos viviendo en un medio como la
Argentina con un grupo de gentes como los argentinos.
Pasemos al primer punto: la tierra, el trabajo, el capital. El tema es harto amplio, pero
con premisas directas que enmarquen mi justificación de lo escrito podremos sintetizar.
- Lo primero, es acertado cuando se plantea que la tierra y el trabajo son fuente concreta
y real de riquezas. Y a su vez las fuentes más potenciadas, ya que rinde de punto cero a
infinito y de punto ignorado a descubierto o creado, en tiempo y formas casi milagrosas. Y
que por el otro lado el capital es un complementador, un potenciador, de los dos primeros
y no al revés.
- Lo segundo, es cierto que es mucho más fácil desangrar de riquezas a un país a
través de los movimientos financieros que a través de las transferencias de
mercaderías. También incluido dentro de este concepto, de facilidad de traslado, el
metálico precioso, obras de arte y reliquias que de una u otra manera son caras al sentir
y al patrimonio de la comunidad.
- Lo tercero, es que la inyección de desarrollo impuesto, a veces hasta compulsivamente
por los medios y la propaganda abusiva (que es capital financiero puro y simple),
desarrollo cada vez más difícil de asumir (ya que no es originario, ni intrínseco del
ser humano ni del pueblo en cuestión y cuya dinámica de penetración en la masa
social no le permite a ésta reaccionar absorbiendo el cambio). Esta inyección
enturbia la existencia de la comunidad por medio de luces de mil colores, modas cada vez
más radicales y perentorias y con slogans sin sustancia más que su objetivo de
masificar.
-Lo cuarto, es que en este proceso de transformación económica transnacional
unidireccional y abusiva, en este proceso de aculturación sin métodos ni
formas, ni tiempos, que lo hagan una aculturación beneficiosa y consistente para las
culturas en cuestión, la alienación y desangrado del más débil es un hecho no
cuestionable, ni tampoco justificable en grados.
- La síntesis es que en lo que va de las últimas largas décadas la República
Argentina, por no incluir a toda América Latina, de culta y rica y peleando por un futuro
mejor de vida, hoy ya está perdida en un intríngulis de nimiedades, es pobre y su pueblo
se debate en peleas sin formas civilizadas ni mucho menos cultas por una supervivencia
cotidiana que apenas comprende.
La salida de esta situación social, económica e institucional evidentemente no es
continuar con la cultura de la timba y del escolazo promovida hacia la
sociedad por la subcultura del funcionario público, sino que surja desde la
misma sociedad, que es la que sabe trabajar, nuevamente la cultura del trabajo productivo
y efectivo que es lo que desarrollamos todos los días pero, rompiendo el marco del
condicionamiento que la Función Pública comprometida con la ineficiencia, ineficacia y
orientada a su propia supervivencia individual y grupal produce a toda costa, en contra
del bien y del rédito común.
Mauricio J. Yattah