En el proceso de aprendizaje el canal sensible, en el caso del aprendizaje de idiomas como sucesivas lenguas a la lengua madre, tiene dos elementos: el aire y el sonido.

La premisa relacionada al aire dice que: a mayor cantidad de aire mayor sensibilidad y que a menor cantidad de aire menor sensibilidad. Esto es fácil de comprobar ya mismo por la inversa al proceso sensible.

Cuando una persona está absorta, muy concentrada en sus pensamientos, prestando atención consciente -caso de una conferencia, problemas que debe resolver desde el pensamiento, prestando atención a su profesor, etc.- en algún momento bosteza, el bostezo es una reacción a que todo el sistema automático de respiración del cuerpo ha dejado de hacer ruido en la parte que “más ruido hace dentro del cuerpo” El Sistema de Respiración”. Para “concentrarse” el cuerpo “baja su ruido” y es así que en algún momento “el músculo del bostezo” el diafragma, un gran músculo plano que se extiende como una cúpula entre el tórax y el abdomen se contrae produciendo un descenso del centro frénico, lo que conlleva a un aumento vertical del volumen torácico “obligando” a los pulmones a cargarse de más aire. Todos hemos vivido este proceso miles de veces, pero ahora ya podemos ser consciente de ello.

Primer paso, para aumentar la sensibilidad y hacerlo más perceptible a los sonidos es necesario aumentar en el estudiante el caudal de aire y el control sobre éste.

Segundo elemento, sonido. Todos tenemos nuestro propio biorritmo. Toda cosa que existe existe surgida de la energía universal y para constituirse en elemento necesita concentrar esa parte de la energía por lo cual “vibra” hasta constituirse en elemento físico, etérico o astral. Así es como la conjunción de las distintas vibraciones de los distintos sistemas que conforman nuestro cuerpo,nuestra mente y espíritu se integran en un “biorritmo común”.

Subiendo en la escala de relaciones universales, desde nuestro propio nivel de seres humanos -cada uno con su propia y especial vibración biorrítmica- llegamos a que el mismo Universo tiene su propio “tic-tac”.

Para los orientales, desde hace miles de años y ya comprobado por el conocimiento que los científicos tienen del universo, ese tic-tac es la vibración sonora que produce la sílaba sánscrita AUM en la frecuencia de 109 veces en 60 segundos.

Sílaba en la cual la A representa la apertura del ser al universo (haga usted mismo la posición labial de la A). La U representa el cerramiento del ser al universo (haga la posición labial de la U) y la M representa el sonido de mayor vibración interior de un ser humano ( vibre la M en la zona de sus labios).

Esta sílaba AUM desde la praxis se nombra OM, en donde la O es la posición labial media entre la A y la U (represéntela labialmente). Es decir que produciendo OM 109 veces en 1 minuto -por supuesto que este proceso no se produce mecánicamente, es decir “diciéndolo”, sino mentalmente representando el sonido en “imagen sonora mental”- digo, este decir en esa frecuencia nos lleva concretamente a integrarnos en el biorritmo universal y ser Uno con el Universo. Demás está decir que éste es el camino por el que comienzan a andar y a enseñar a sus miembros el sendero de la iluminación muchas de las escuelas filosófico-religiosas de Oriente.

Desde Occidente, la decantación de este OM al mundo físico se representa con las 7 notas musicales “do-re-mi-fa-sol-la-si” que son las que califican y clasifican todos los sonidos y ruidos de nuestro espacio físico. Y por supuesto el grado inferior siguiente a las 7 notas musicales son los más de 2000 a 3000 idiomas, lenguas y dialectos que el ser humano habla en esta Torre de Babel.

Entonces: primero aire, después sonido, ambos conforman los dos elementos fundamentales del canal sensible, elementos que hay que “cultivar” si deseamos que nuestros estudiantes pasen de su lengua madre a otra nueva lengua adquirida.

Una extensión de práctica que puedes hacer con la sílaba OM es vibrar en M solamente, o vibrar en OM.

La vibración en M por espacio de tres a cuatro minutos va a “envolver” y aplacar, las distorsiones mentales producidas por un desorden de varios pensamientos “cuasi-simultáneos” que surgen durante el estado de vigilia en las personas, en especial durante momentos de estudio y de intenso trabajo racional. Vibrando la M se puede “volver” a apaciguar esas frecuencias mentales producidas por la “simultaneidad” de pensamientos.

La vibración “física” de la sílaba OM, es decir produciendo el sonido verbal o mentalmente actúa no sobre el canal del Consciente Racional sino sobre el Canal Sensible, sirviendo como lima que pule con su repetición las paredes de percepción, y por ende de retención sonora, de los sonidos. Practique ambas posturas.

Las paredes del Canal Sensible son como los Asas o los Dines en una película de fotografía, a mayor trabajo de “pulimiento” sobre las paredes mayor percepción sonora y por ende mayor potencia de recepción y retención de sonidos. Por supuesto mucho antes que del significado, tema que vamos a tratar más adelante.

Hay que dejar asentado que los dos canales el sensible y el del consciente racional no tienen ningún tipo de conexión, que ambos funcionan desde muy distintos elementos de potenciación y que el orden de prelación que se establece es ... del sensible al racional, en principio, en las primeras etapas del aprendizaje lingüístico.

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