La Evocación -volver a recordar aquellas situaciones, conocimientos o experiencias muy “escondidas” en el inconsciente del estudiante- es de fundamental importancia en la aplicación del Método Fusión.

Cuáles fueron las cosas que el niño hizo para desprender su primera lengua.

Cuáles fueron los caminos y las experiencias que vivió para desprender su habla.

Cuáles y cuántos fueron los esfuerzos que realizó para llegar al nivel de ser entendido por sus semejantes, y mil otras cosas que el estudiante adulto “oculta” de los enormes esfuerzos que lo llevaron a ser una persona de “éxito” hablando como todo el mundo habla su lengua madre, deben ser el norte en el maestro para, con técnicas especiales y ejercicios “de recordación”, desprender esos recuerdos y hacerlo “feliz” nuevamente.

La alegría, o sensación de alegría, que el estudiante siente cuando se deja llevar por la ejercitación -no presionando el tratar de entender desde la razón- es llamativa y es un patrón que identifica claramente a aquél estudiante que comprendió los conceptos y los mecanismos que comenzamos a aplicar con él o con ella y aquellos estudiantes que porque el pensamientos los empuja “niegan”, una y otra vez, el camino que les estamos mostrando.

La evocación de todo lo vivido en el aprendizaje de la primera lengua vuelve a tener sentido con los ejercicios del Método Fusión, con los conceptos vertidos y con una nueva ubicación en la relación que el estudiante asume con el idioma.

Así avanza, como lo había explicado anteriormente, con simples rudimentos técnicos de una sensación de “compromiso con su nueva lengua” a considerarla una lengua grata, efecto producido por la evocación de iguales procedimientos que vuelve a usar a los utilizados para desprender su lengua madre.