El lenguaje recién aprendido no surge del encadenamiento de conocimientos racionales y de la mejor interpretación de los significados de cada sentencia o expresión dicha, éste es un error de concepto ampliamente difundido.

El punto de soporte y la base del desarrollo de una nueva lengua es desde el “primer espasmo inconsciente” que surge en el estudiante sin buscarlo, sin pensarlo, sin armarlo.

El flash en el nuevo sonido es la semilla de la cual hay que agarrarse, cultivar y hacerla crecer para que fructifique en un frondoso árbol lleno de nuevas potencialidades.

Estos flashes o espasmos cuando se los individualiza y se los trabaja van, naturalmente, estableciendo un equilibrio sensible entre el sonido madre y el sonido nuevo adquirido adhiriendo al significado común que ambos tienen -la columna vertebral de conocimiento existencial de la que hablamos- permitiéndole al estudiante expresar su ánimo desde el nivel inconsciente al nivel subconsciente- tanto en una lengua como en otra sin necesidad de realizar el “switch intelectual” para cambiar de un idioma a otro.

El manejo multilinguae es producto de un proceso “natural” que está muy oculto en el inconsciente y fluye al subconsciente sin conflictos intelectuales ni expresivos. Y este switch automático se inicia dejando que esos dictados espontáneos sigan funcionando y no sean “coartados” por pensamientos o actitudes de que no están bien, de que tengo que pensar antes que decir, y de tantos otros “consejos” que se dan desde los métodos antiguos.

Inducir, buscar y expresar el espasmo linguae, identificarlo, cultivarlo y explotarlo en cuanta oportunidad el estudiante y el maestro tengan es la llave a un muy rápido aprendizaje y desprendimiento del habla en una segunda lengua.