Cuando tratamos sonidos con significados, cuando hablamos de mensajes verbales comunicados y comprendidos entre distintos interlocutores, cuando pensamos en los elementos de comunicación además del propio sonido que transporta significados estamos tratando: cosas, cosas externas al Ser humano, aunque éste sea el canal o el instrumento de producción del sonido.

Pero es muy interesante hacerse la pregunta ¿ qué sonido manda en el interior del Ser ? Esta pregunta es tan amplia como tratar de respondernos ¿ cómo se siente el amor ?

Debemos tener mucho cuidado en tratar de racionalizar en palabras cosas que son de los sentidos. Lo sentido se siente, lo pensado se piensa, aunque estas afirmaciones son muy obvias es necesario expresarlas porque si existe “una crisis en el pensamiento occidental” es debido a que queremos poner en palabras lo que debe únicamente interpretarse por las sensaciones al aplicar los sentidos a la percepción de los objetos -sean éstos lo que sean.

El manejo de qué sonido funciona o se asienta en cada persona es parte del universo de las sensaciones y de las experiencias personales y sensibles que cada persona tiene en relación al resto de los semejantes con quienes convive o que conoció circunstancial-mente.

Jamás podríamos decir, como se viene haciendo con una absoluta miopía pedagógica, “todas las personas deben aprender primero estas 200 palabras” , después “estas otras 200 palabras” y así sucesivamente. Yo pregunto ¿ quién es capaz de evaluar el mundo interior de un adulto y cómo éste se desarrolló con su lenguaje ?

¿ Quién puede estratificar la experiencia existencial en un orden léxico y decir éste y solo éste es el orden universal del desarrollo existencial de TODOS los seres humanos expresado en “estas y solo estas palabras” y así hay que enseñarlo ?

Tratar de “sintetizar” el desarrollo léxico de una segunda lengua en estudiantes adultos en etapas sucesivas es nuevamente ponerle muletas y prótesis a aquél que “naturalmente camina y corre bien”.

El manejo de los sonidos en el interior del ser humano es universo de los sentidos del propio ser humano ya que el sonido se conoce, se entiende, se comprende, se sabe y se usa de acuerdo a una experiencia exclusivísima existencial de cada uno de nosotros, experiencia que jamás, jamás, se puede ni siquiera pensar en estratificar o establecer en términos de grados, de niveles, de paquetes o de cualquier otra forma que “el pensamiento humano” trate de armarlo. Hacerlo es un delirium tremens o una soberbia fuera de todo nivel y orden de vanidades.

Estas calificaciones las hago, por supuesto, observando la impresión sensible y universal que tiene el sonido visto desde la óptica de que el sonido es una síntesis de la experiencia sensorial y vívida de los sentidos del ser humano, no tan solo transmisores de significados inteligentes. Planteando el concepto, entonces, desde lo Suprainteligente, desde lo Inteligente Sensible, no racional.