La pregunta de por qué el método se llama Fusión ya está encontrando su propia respuesta y a lo largo del libro iremos viendo todo el resto de elementos re-evolucionarios que se plantean, contrapuestos en grados de 180 a las técnicas tradicionales y en grados de “infinitos” a las concepciones de “laboratorio”.

Una pedagogía distinta, una didáctica muy diferente, trabajar funciones lingüísticas y coloquiales en vez de estructuras técnico-gramaticales, avanzar desde el sonido dejando para mucho después el significado, aprovechar las relaciones de significados sensibles mucho antes de llegar al significado racional, comprender la semántica de lo dicho desde todas las posiciones comunicacionales posibles antes de entrar en el sentido semántico concreto; buscar elementos de la kinesis, de la antropología, de la psicología y del resto de las ciencias sociales que se conjugan en un solo esfuerzo de enseñanza.

Avanzar con las técnicas de dinámicas de grupos, con evocación y con sugestión hipnótica, desmembrar la actual organización del “aula” o del “laboratorio” y reordenarla en función de su propio “núcleo humano” el estudiante. Ponerle un límite a la cantidad de estudiantes que un profesor puede tener y realmente preocuparse por los sentimientos, por las sensaciones y por los avances “subliminales” y estructural-psíquicos que influyen en el estudiante cuando aprender una segunda lengua que altera profundamente sus patrones de relación existencia, como lo hizo su lengua madre.

Buscar en las potencias innatas del estudiante y por extensión del grupo que lo acompaña y utilizarlas en los tiempos y en las circunstancias justas que ellas lo requieran.

Mucho más que una forma de enseñar la “mecánica de una lengua” -para esperar que después el estudiante en realidad “solo” se largue a hablar- como pasa con los métodos antiguos, el Método Fusión es una nueva forma y una experiencia para enseñar nuevas lenguas orientando a todos y a cada uno de los estudiantes de nuestra mesa a “volver a encontrar los mismos caminos y las mismas herramientas que utilizó” para desprender su habla primigénia.

Así, para sentarse a aplicar el Método Fusión, la potencia inicial se produce desde la “comprensión conceptual” incuestionable, ineludible e invariablemente, tanto en maestros como en estudiantes, redescubriendo lo que todos ya saben por haber sido el factótum más eficiente y más eficaz con los cuales han aprendido sus lenguas madres.