De lo planteado en el título anterior y de la observación e investigación de años es por lo cual en Instituto Yattah establecí que no enseñamos “inglés” o “castellano” o cualquier otro idioma, sino que enseñamos Comunicación Humana.

Cuando cambia el concepto, el campo de visualización de la actividad y del desarrollo del maestro es enorme y se expande hacia límites inimaginables en vez de quedar encerrado en “el tapper” de la función gramatical. Así enseñar idiomas no nativos se transforma en una exitante aventura humana en vez de ser una fría y calculada transferencia de Flat Data.

Hemos matado a la gramática, a la racionalización de conceptos, al pensamiento, a la lógica y a la forma de decirlo -hasta tanto, por supuesto, el estudiante esté hablando fluídamente la lengua- y lo hemos hecho por un concepto y un trabajo de Comunicación Total.

Cuando el educador comprende y comienza a transitar este camino la actitud, el estado de ánimo, la relación entre las distintas partes del proceso de educación literalmente: explota. Y la sensación es “de haber salido impulsado violentamente desde adentro del ´tapper´” hacia el universo exterior.

La fluidificación de la relación en la mesa de estudio entre el estudiante y el profesor cambia radicalmente y a pesar de iniciarse con el Ba Be Bi la inercia del flow en todos los sentidos de la relación humana es tremenda y, si fue comprendido y bien aplicado el proceso por parte del estudiante, “explota” en espasmos mentales y expresivos con la nueva lengua sin haberlo intencionado intelectualmente el sujeto.

Por eso es que enseñar una nueva lengua desde cero a alguien que ya habla fluidamente su lengua madre es cuestión de semanas cuando antes llevaba años. La justificación de esta explosión se debe a que estamos utilizando una infinita cantidad más de herramientas, recursos y conceptos que, como “rayos laser”, los impulsa tanto a maestros como a estudiantes a compartir una aventura humana fuera de toda proporción anteriormente imaginada con los métodos antiguos.