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22 - EL DERECHO NATURAL
           POR SOBRE LA LEY

La Ley, La Ley, vivimos en un mundo inundado de leyes, de normas, de reglas y de patrones de ésto y de aquello. La Ley Divina, la norma jurídica, ¡ esto no se puede hacer porque lo dice la ley !, etc. Pero en vez de avanzar sobre qué es la ley, y todo lo ya escrito de ella, concentrémonos en cuál es la sensación personal que La Ley nos impone. Y la sensación es de límite, de peso, de compromiso y de reflexión antes qué... ella venga y se imponga a nos.

La ley no soy el yo actuando en función de ella sino es el nosotros presionando al yo, en el mejor de los casos en que el yo se sienta integrado e identificado con la norma social, en la otra punta del continuo es el "ellos" atacándome y coartándome en lo que yo quiero hacer, decir, vivir o existir.

Indefectiblemente la ley produce en el ser humano una restricción desde el "afuera" y hacia el "adentro" de la voluntad y de la intencionalidad de la persona, o de un grupo de gente.

La Ley, aún en los casos de norma moral y ética, es decir más cerca de lo etérico y abstracto que de lo carnal y concreto, es algo que sentimos como del afuera al nosotros mismos presionando a ese yo y a ese nosotros.

Pero... ¿y en dónde está el campo y el camino que le permite al ser humano desarrollarse y crecer ? En que parte está esa sensación positiva que tiene y que le dice "levántate y anda". Y anda, y anda.

Eso interior que lo hace caminar en pos de... que lo hace activarse en función de... que lo libera, que lo mueve al hacer, al crear, al producir, a buscar por sí la satisfacción de las necesidades, etc. en definitiva "eso que lo yergue y lo levanta como Ser Humano" es El Derecho. El Derecho lo para y lo pone derecho ante la vida. El Derecho le da su equivalente de Ser Humano ante todas sus evaluaciones y medidas de lo que la ley le impone. Es ese Derecho por sobre la ley, que está incluida en él, la otra punta del continuo por el cual el hombre-pareja transita. Andando de la libertad total y absoluta y que le da control total y absoluto de su independencia a "buscar la vida" dentro de su proceso creativo productivo y "satisfacerla", a compensar esa Libertad e Independencia a ser él o a ser ella tal-cual-es y en consonancia con su entrono, con la limitación y orientación de esa "volición celeste" que le impone la ley. Así la sensación que el ser humano siente es que El Derecho es Celeste mientras que La Ley es Roja.

Y de derecho "natural" se ha hablado muchísimo en toda la literatura clásica, pero en términos de lo que nos incumbe uso el derecho "natural" como aquél derecho que tiene el ciudadano a plenamente satisfacer sus necesidades básicas, primarias y subsecuentes, sin el condicionamiento de la norma, de políticas de ideologías que lo degraden al nivel de inanición o que lo "estanquen" y lo "aten" a un perpetuo y continuo "punto de insatisfacción" jamás satisfecha, jamás complaciente, jamás suficiente para tranquilizar el espíritu y la ansiedad. Y no hablo de "deseo" ni de "pasión" ni de "voluntad carnal", sino del derecho natural de cada quién de comer, de habitar en un lugar decente, de trabajar y de estudiar de acuerdo a lo que la cultura y la civilización en la que vive tiene los elementos de satisfacer, etc. Es el derecho natural de las cosas normales y naturales de la subsistencia compartida, cuando es correctamente compartida en esfuerzo y trabajo y que debe ser "también" correctamente compartida en resultados en distribución y en satisfacción básica y de existencia plena.

Por ello es que los argentinos y los ciudadanos del mundo debemos comprender este continuo dentro del cual nos movemos y desarrollamos, allí "en el cielo" el derecho, aquí "en la tierra" la ley, para ponerlo en términos de universo comprensible. Así entre aquello y ésto nos debemos comprender y saber, y actuar libremente y con total independencia, por supuesto hasta el límite de lo que no nos gustaría que "nos hicieran a nosotros", en consecuencia y condiciones de reciprocidad instantánea y no especulativa.

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