ECONOMÍA RACIONAL - EL HALLESISMO- Ing. Nicolás MANETTI CUSA

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¡Victoria! ¡Manicomio!

El movimiento hallesista, derrengado más no domado, intentó reanudar su actividad, pero ya era evidente para todos, que la batalla era desigual, no siendo posible luchar contra el gobierno fascista.

Trucco no se rindió, dispuesto a luchar contra todo, hasta caer en el combate.

Fatigosamente, Trucco y unos discípulos fieles buscaron la reconstrucción pero a la vez que parecía que el gobierno fascista tuviese un arrepentimiento, la "Commissione del Confino" ponía bajo procesamiento a Trucco acusándolo de conspirar contra la nación.

La "Commissione del Confino" no obstante las órdenes recibidas, cuyo proveniencia todos conocían, no pudo llegar a un fallo de condena, y el 10 de enero de 1934 se limitó a imponer una ammonizione durante dos años, en los cuales el fundador del hallesismo era considerado por la policía, como los reincidentes y los parias sociales, y por lo tanto perdía sus derechos electorales.

No siendo esta pena aun bastante grave, según el gobierno fascista, fue urdido otro proceso por estafa contra Trucco y dos de sus colaboradores. Pero esta vez el Tribunal, después de dos años de instrucción, el 27 de junio de 1936 publicaba una sentencia tan amplia, deferente y halagüeña hacia Trucco ¡que quitaba al fiscal cualquier posibilidad de apelación!

Sin embargo, el gobierno fascista no podía capitular, y por lo tanto, acudió a medidas extremas, y el 28 de febrero de 1937, sin ninguna acusación, ni siquiera de cualquier policía o testaferro, ordenaba al "Procurador del rey" la detención de Trucco como demente.

La policía detuvo a Trucco, y lo encerró en un manicomio, con la evidente intención de sepultarlo vivo.

El golpe, hábilmente planeado, habría tenido éxito, si las autoridades sanitarias no hubiesen rehusado la responsabilidad moral de este delito.

Trucco, pobre, envejecido, rodeado de discípulos fieles, pero que temían también por sí mismos, salió del manicomio homenajeado por los facultativos, pero deshecho y desconsolado, mientras se delineaba en el mundo la segunda guerra mundial.

Trucco en 1928, en su libro La Paura di arricchire había invitado a los italianos a estudiar el hallesismo para ofrecerlo al mundo, evitando una nueva guerra mundial.

Así , se lee hoy, con asombro, en aquel libro tan anterior a la guerra, -¡1928!- este vaticinio:

"Sin un gran acontecimiento capaz de crear una nueva situación económica en el mundo, es fatal que a más tardar de 1928 a 1939, estallará la nueva y más grande guerra mundial, hoy en gestación".

Después de diez años, él veía confirmada con milagrosa exactitud su profecía, y comprendía que en ésta, su vida terrenal, no podría ya espera el triunfo del hallesismo.

El 5 de abril de 1940 Trucco murió, dejando a su esposa y a sus hijos, nada más que el orgullo de llevar un nombre, que brillará con luz propia, cada vez más, en los siglos venideros. Fue su herencia la más grande y la más honrosa.

El 2 de agosto de 1940, el gobierno fascista imponía a su viuda la orden terminante de no ocuparse del hallesismo, y más aún, la inconcebible de ¡no recibir cartas referentes al hallesismo!...

Sobre la tumba de Agustín María Trucco, juramos…

¡Juramos vengarle!

Su venganza, y la nuestra, será el triunfo de su idea por el bien de la humanidad.

Ni la persecución fascista, ni la guerra por entonces incipiente, pusieron límite ni coto a nuestro juramento.

Nada podía, nada pudo, nada puede detenernos.

No depondremos armas, no concederemos treguas a los adversarios, ni aún a nosotros mismos, hasta ver surgir la Fundación Universal Hallesint.

Todas las trabas serán destruidas, todos los obstáculos serán salvados, todos los pretextos serán anulados, todas las armas adversarias serán vencidas.

El arma que más temen los hombres mediocres es "el ridículo".

¡El ridículo no nos asusta!

Hemos medido nuestras fuerzas y las de los adversarios. Somos tanto más fuertes que ellos, que podemos también ser generosos con los derrotados de mañana.

Nuestra voz hoy es débil, pero no tímida; es como las preces que se alzaban desde las catacumbas.

Nuestro calvario y nuestra fe nos permiten mirar el porvenir con espíritu profético.

Ninguna idea concreta, ninguna propuesta práctica –en el campo económico- se ofrece hoy a la humanidad, fuera del hallesismo.

La llamada ciencia económica ha fracasado por completo.

El capitalismo que representa al ahorro, agoniza; el comunismo que representa al trabajo, no soluciona.

Solo el Hallesismo, enalteciendo la empresa, verdadero espíritu creador, salva del capitalismo y del comunismo lo que, con la empresa, hasta para reconstruir el mundo económico.

La empresa, tercer término del Trinomio Económico entre el ahorro y el trabajo, concilia los dos adversarios, los hermana y los funde en un abrazo fecundo de colaboración.

La guerra entre clases y naciones, tronchada en sus raíces más profundas, privada de su perenne sustento –"la injusticia económica"- será vencida, ya no por una nueva guerra, destructora y sangrienta, sino por la paz, por la verdadera paz.

Y nuestra venganza será también la venganza de Italia. Nuestra Italia disminuida pero no vencida, humillada pero no envilecida, desfallecida pero nunca muerta triunfará espiritualmente en el corazón de todos, por haber ofrecido al mundo la nueva palabra tan inesperada, la nueva palabra de la paz económica.

¡Y el genio latino, otra vez alumbrará al mundo!


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