La acusación dirigida contra el fundador del hallesismo,
A.M.Trucco, era de estafa repetida; la literatura hallesista se definía como
intrincada, difícil y enredada, de inconexa cultura económica y se
presentaba como una trampa para asombrar la ingenuidad ajena y atraer un
injusto e inmerecido provecho.
¡Los estafados eran los accionistas y los adherentes!
La campaña, de cuya procedencia nadie dudó, encontró eco
en la prensa de toda Italia.
Todos los hallesistas se rebelaron con resolución y
violencia contra aquel diario, redoblando su actividad, mientras A.M.Trucco
presentaba querella contra La Tribuna ante el tribunal de Roma.
Quebrada, por efecto de esta querella la campaña
periodística, el gobierno fascista mandó intervenir a la policía, pero
faltando un damnificado cualquiera, la policía misma presentó querella ante
el tribunal, adjuntando como pruebas… ¡los artículos de La Tribuna!
El Tribunal, después de una tentativa de resistir las
órdenes del gobierno fascista, tuvo que obrar, y el 13 de mayo de 1924
secuestró todas las actuaciones concretas de la sociedad anónima Hallesint
¡castigando así a los supuestos estafados, en cambio del supuesto estafador!
La Sociedad Hallesista había pagado siempre a sus proveedores y empleados
y tenía en sus cajas una cuantiosa suma de dinero, y, sin embargo, el
gobierno, no satisfecho con el secuestro, ordenó al tribunal de Roma
–violando la ley y la lógica- sancionar la quiebra de la sociedad ¡en plena
actividad y solvencia!