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El día después
Hombre de Frontera
HOMBRE DE FRONTERA
Buenos Aires.Marzo 99.-
Cuando me autoimpuse la responsabilidad y el desafío de transformar a nuestro país desde sus mismas bases socio-institucionales en una Democracia de Participación Directa -DPD- y en un Capitalismo de Trabajo y Producción -CTP- el 24 de diciembre de 1989 a las 16hs. en Mar del Plata, establecí que semejante trabajo tenía dos ópticas simultáneas desde donde analizarlo: 1°- era complejo, lo cual significaba que "no era sencillo", pero a la vez: 2°- era fácil, lo que significaba que "no era difícil".
Era una tarea compleja porque implicaba una infinita cantidad de "variables de ajuste", que ya desde el principio de nuestras supuestas deliberaciones "democráticas" la pasión y la dialéctica de los integrantes de las mesas de trabajo transformaban a éstas en lugares de combates y rencillas personales más que en campos de resolución efec-tiva de problemas de tamaña envergadura. Entonces decidí concentrar la primera etapa de resolución, o sea del modelo introductorio a presentar al Soberano Argentino, en mí: una sola e indisoluble "célula" intelectual y sensora de la cuestión argentina, para después nacer al todo nacional.
Por otro lado la calificación fue: que era una tarea "fácil", no difícil, por el nivel de saturación y repugnancia generalizada que existe en toda la sociedad argentina respecto al uso y abuso de los sistemas públicos, que a todos nos corresponden y que deberían responder a la sociedad argentina y, fundamentalmente, a la potenciación y efectiva realización del bien común ante todo y por sobre todo, por parte, estos excesos, de un grupo de delincuentes públicos que se han asumido en los dueños, por usufructo mendaz, extorsivo y fraudulento, de nuestros gobiernos.
Esta acusación de "delincuentes públicos" no requiere de resolución judicial alguna ni de prueba judicial que la avale, ya que dentro de semejante calificativo se incluyen a los mismísimos miembros de la actual Corte Suprema de Justicia de la Nación y a todo su aparato de complicidad judicial; y ya que, debido a la enorme dispersión que la corrupción judicial, política e institucional ha tenido en todos los estratos de la función pública, lo que fuera "la prueba jurídica del derecho ciudadano" para la legítima defensa de nuestras instituciones ha caído al vacío, siendo sustituída por la única, absoluta e irrefutable prueba social que cada uno de los ciudadanos argentinos sensa y vive a diario como "hecho de corrupción pública cotidiana".
Hoy ya no se busca "el hecho de corrupción o del delito público", hoy se busca "algo que no sea verdad" de todo lo que vamos descubriendo a diario de los tejes, manejes y resultados virulentos y criminales de las decisiones públicas en cualquiera de los tres poderes y en cualquier rincón del país.
Hemos aportado, creo, con la denuncia constante desde hace 9 años, desde esta Fundación y desde La Liga Contra la Corrupción y el Maltrato Público lo suficiente para decir que : "aquí está nuestro granito de arena"; pero las playas de la delincuencia vernácula son interminables en sujetos, en procedimientos, en mecanismos de reajuste y en gatopardismo, tantos, que hasta podríamos decir que recién comenzamos.
Pero todos estos esfuerzos y soledades de una lucha contra cucos y fantasmas que no se dan a la pantalla pública, salvo para distorsionar las realidades y las verdades que vivimos a diario todos los ciudadanos de trabajo, tuvieron en mí "hitos" de verdaderos seres humanos que yo llamo "hombre de frontera".
He encontrado en mi vida hombres y mujeres que me han marcado con su conducta, que me han enseñado con su entereza y que me han guiado con sus valores. Seres humanos que me han dicho, sin palabras, cual era el camino a seguir, cual el norte hacia donde rumbear. Desde detrás del mostrador del bar del barrio por más de 35 años, hasta la mano y el consejo amigo siempre dispuesta a ser tendida y a contenerme en mi duda y en mi desesperanza, lo mismo que el plato servido con humildad y con el corazón abierto cuando el cansancio por el sacrificio realizado me emborrachaba con su desconsuelo el Hombre de Frontera siempre estuvo ahí.
Mil hitos y campanas me guiaron en este difícil proyecto a lo largo de estos maravillosos 9 años. Algunos bien marcados y seguros, otros de buena voluntad y consejo sano, otros sinceros en sus apreciaciones pero escépticos en que nuestro país y en que nuestra gente podríamos cambiar hacia semejante transformación, pero todos, incuestionablemente, me han aportado algo mucho más valioso que la idea, que la solución o que el consuelo, todos me han aportado su presencia, su razón de ser en compañía, su ética humana y su conducta moral por sobre todas las cosas. He aquí mi agradecimiento.
A Manolo, a Carlos, a Federico, a Domingo y al resto de todos aquellos que han sido y que son en mi difícil camino: Gracias desde el fondo de mi corazón y desde el mundo por venir para que consigamos una
ARGENTINA SI -
Sociedad Integrada-Dr. Mauricio J. Yattah
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