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SINOPSIS DE:
LA SUBCULTURA
DEL FUNCIONARIO PUBLICO
Todo universo debe ser "explicado" para que el ser humano lo pueda manejar intelectualmente. Si los mecanismos del funcionamiento del universo no pueden ser establecidos con leyes, con objetos, con nombres, etc. que nos permitan "agarrarlo", el universo sigue a la deriva, por lo menos en el entendimiento del "Hombre".Los argentinos vivimos una cantidad enorme de "universos ocultos", de sistemas que fueron pero que poco a poco dejaron el lugar a otros sistemas que son los que nos gobiernan realmente, que son las deformaciones y malformaciones institucionales y sociales que sufrimos día a día.
Así de una democracia de representación se ha pasado a una democracia de representación NO representativa, de un capitalismo de trabajo y producción se ha pasado a un financismo aberrante y explotador del trabajo honesto y sincero, y podríamos seguir in eternum mostrando "sistemas degenerados" en lo social, en lo económico, en lo político y en toda área de la problemática humana definiendo así los Sistemas Que Fueron que han sido absorbidos por los Sistemas Que Son. Pero seguimos aferrados a los que Fueron, porque están profundamente enrraizados en nuestra imaginaria social y colectiva.
Una enorme transformación fue la absorción de nuestra cultura y civilización vernácula y popular, importada y asimilada en un crisol de variantes, por lo que llamo
LA SUBCULTURA DEL FUNCIONARIO PUBLICO, subcultura que analizaremos in extenso en otra parte de la obra pero que aquí, en Estructuras, requiere por lo menos de una síntesis, porque es debido a esta subcultura que desde Un Mundo Un Pueblo trabajamos y proponemos la TRANSFORMACIÓN DEL SISTEMA INSTITUCIONAL ARGENTINO (SIA).
Sinopsis:
la función pública nace a la vuelta del siglo con más de 1000 funcionarios públicos (en adelante FP, EFEPES).
Responde a las órdenes de los que la crearon: los ingleses, que sabían de lo que era el servicio público, de impuestos, de ferrocarriles, de justicia, etc.
Hoy hay más de 3.000.000 de EFEPES activos, es decir que un 10% de nuestra población total y un 30% aproximadamente de nuestra población activa reviste funciones públicas y es un "servidor público". Esto significa que de cada tres argentinos hay 1 que no produce nada útil para la comunidad, simplemente ayuda a mantener una estructura institucional anacrónica, absolutamente ineficiente e irrisoriamente ineficaz ( vale la adjetivación de todo y cualquier tipo).
Si además los argentinos les dejamos que tomen y se asuman en absolutamente todas nuestras decisiones públicas y además que se inmiscuyan prepotente y hasta indecentemente en nuestras decisiones particulares y privadas, a pesar de saber nosotros que no producen ningún resultado UTIL, las consecuencias están a la vista: la destrucción sistemática y paulatina e irreversible, de todos nuestros sistemas socio-institucionales.
Las características de un EFEPE son:
1- Entrar en la función pública para "asegurarse" un sueldo mínimo
2- Realizar un mínimo esfuerzo de trabajo en función del mínimo sueldo que cobra
3- Buscar otro trabajo complementario, si dentro de la función pública no le pagan horas extras o le falta para cubrir el "peso" mensual
4- Llevar la misma actitud, una actitud de dejadez y desidia, al trabajo complementario, así infectando los valores de trabajo de la función privada
5- Tratar de ser un buen compañero de trabajo dentro de la función pública asumiendo actitudes y conductas "falsas e hipócritas de relación social" y tratando de ganar espacio y seguridad dentro de la institución, aplicando lo que se llama LA LEY DE HIERRO DEL FUNCIONARIO PUBLICO : Uno para Todos y Todos para Uno, o en su caso de Todos para Uno y de Uno para Todos. La cual lleva a aceptar la "ley del menor esfuerzo" como base de "convivencia y cohabitación" natural de la función pública, en dónde ser carnero y denunciar "lo que se hace dentro de la institución" es lo peor que le puede suceder a un ciudadano honesto que trabaja en "la repartición". Las sugerencias ante irregularidades que un funcionario honesto descubre son:
¡ vos callate ! porque igual nadie te va a dar bola...
¡ Hacé lo que quieras pero acordate que después te tenés que atener a las consecuencias! etc.etc.
6- Así el sistema de extorsión pública a través del Contubernio y de la Connivencia se cierra sobre la persona decente y honesta que no quiera aceptar las reglas de juego de la Institución Pública, y así llevamos ya más de un siglo sin modificación "saludable" de las estructuras institucionales públicas que nos gobiernan.
Las reglas en general son:
1- hace lo mínimo indispensable para mantener el puesto
2- cobra lo máximo posible por sobre, pero ...
3- armá tu propia vaquita dentro del ámbito de tu trabajo
4- hacete imprescindible para el ciudadano que requiere de tus servicios, mostrando que solo vos sos capaz de solucionarle "el problema burocrático",
5- jamás hables del "juego extorsivo" que cada EFEPE realiza por su cuenta, en donde "te hago ésto si me das tanto a cambio", etc. Base de subsistencia de toda la Función Pública.
6- el cobro de la "extorsión" no es necesariamente en dinero, pueden ser regalos, sonrisas, cubrir la cuota de complejo de inferioridad que tienen, consolarlos cuando ponen cara de sufridos y de desahuciados , etc.
El sistema se va perfeccionando a medida que va creciendo el funcionario público en la escala de la pirámide. A más nivel político más oportunidades y compromiso con lo que se dijo y estableció.
No es el mensaje claro y explícito de la comunicación verbal lo que les enseña sino el mensaje "underground" y de la comunicación NO VERBAL lo que se aprende a usar, gestos, actitudes, conductas, ordenar o desordenar cosas del escritorio, tardar un minuto más de lo usual para demostrar que se está "enojado con el jefe", hablar por teléfono y "exteriorizar" un amor y cariño "falso y excedido" con quien se habla para demostrar que uno tiene "afuera" el suficiente mundo "acogedor y humano" que lo contiene mientras "sigue aguantando" dentro de su trabajo público a "todos ustedes", etc. infinitum..
Las ventajas de vivir de la Función Pública son enormes, no tienen riesgo cotidiano de supervivencia -el Estado no quiebra- no necesitan esforzarse más allá que la media del funcionario público -media que indefectiblemente se precipita a la nada-, no necesita preocuparse, no necesita comprometerse, no necesitan crear lazos de desarrollo potencial y acumular "éxitos" para ascender, no necesitan demostrar que es "mejor" que otro, etc.
Por supuesto que todo lo que presentamos son generalizaciones y el "estereotipo" del EFEPE visto desde la óptica del ciudadano argentino agredido permanentemente por la ineficiencia, ineficacia y prepotencia crónica de una atención que desde siempre nos dejó mucho que desear y absolutamente perplejos ante el esquema de actitudes, conductas, principios y valores que enseña y promueve.