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CORRUPCION Y MALTRATO PUBLICOCOLORBAR.GIF (4491 bytes)COLORBAR.GIF (4491 bytes)

Nivel de Aceptación o Rechazo de la Corrupción

Como un resumen de lo antedicho, entonces, el ciudadano y la sociedad toda debe actuar en lo político cuando siente que existen mecanismos, que aunque no pueda perfectamente especificar, están para la comunidad alterando y cambiando las decisiones y las relaciones Legislativas. En el orden económico cuando el ciudadano siente que hay "cosas" que están cambiando y alterando las decisiones y las relaciones económicas públicas y privadas, internas y externas al país, y en el orden socio-institucional cuando siente o sabe que están siendo afectadas y cambiadas las decisiones y las relaciones jurídicas entre las personas y entre éstas y las instituciones que constituyen el "estado de derecho".

En este punto existe un Nivel Crítico, por debajo del cual es imposible seguir avanzando dentro de la administración pública, y punto en el cual una vez alcanzado comienza la "metástasis" desde la función pública hacia la sociedad en sus distintas representaciones, como actualmente las estamos sufriendo.

La Subcultura del Funcionario Público comienzan a corroer y a hacerse raíz en la Cultura y en la Civilización Ciudadanas.

El Nivel Crítico es cuando la corrupción llegó al último funcionario público de la línea y está directamente afectando las relaciones y el servicio público en El Mostrador de Atención al Público, punto en donde la Corrupción Pública se encuentra con su socio o gemela: El Maltrato Público al ciudadano que debería "natural y correctamente" servir.

Cuando la descomposición de la Corrupción y de la prostitución ha llegado al nivel de la atención al público y se generaliza el Maltrato Público a cualquier ciudadano que se acerca para cumplir con su obligación y responsabilidad ciudadana e institucional colectiva es ese el Nivel Crítico. De más esta decir que hace décadas los argentinos hemos sobrepasado este nivel.

No hacen falta ejemplos de ningún tipo para que el lector lo comprenda. Si existe alguna duda que se acerque a cualquier "cola" institucionalizadas como "maltrato público" al ciudadano a lo largo y ancho del país, en cuanta repartición pública o entidad financiera existe.

Cada uno de estos sujetos tiene una cantidad de motivos y estructuras personales y sociales que lo condicionan y orientan en el hacer o dejar de hacer, cuando de la corrupción institucional se trata. Así los elementos más fáciles de estratificar y por los cuales se activan las actitudes y conductas de los corruptos, o de aquellos que están dentro de las instituciones pero que se resisten a participar del juego extorsivo son:

1- Primero y principal, el dinero.

2- Segundo el dinero junto al poder

3- Tercero el poder personal que le confiere al sujeto mantenerse encerrado en un ambiente sucio y a pesar de ello defender sus valores y principios morales y éticos.

Ahora, la inercia involutiva del sistema institucional argentino, que día a día arrastra a la sociedad y al país en su conjunto a mucho menos, discrimina y sectoriza cada vez más en contra de grupos sociales, en especial los que trabajan y producen o los que trabajaron y produjeron (caso de los jubilados, etc.) y en favor de aquellos ciudadanos enganchados en el "sistema político-judicial-institucional" y que ganan la "plata fácil o dulce" por el simple hecho de pertenecer y saber manejar las estructuras de poder e institucionales en su propio beneficio.

Esta inercia involutiva lleva, día a día, al conjunto social a requerir y necesitar "más y más" dinero para sobrevivir, más y más trabajo en dónde no lo hay y más y más relaciones personales, en un mundo en dónde el escepticismo y la traición en las relaciones humanas es cosa de todos los días y con todos los individuos con los que uno se encuentra. Situación, ésta, que no debe culparse sobre la sociedad sino que es parte del mecanismo "bien engrasado" del amansamiento y de los finos hilos de la Corrupción que se han establecido. Por ello es muy importante que el ciudadano sepa con precisión muy exacta las conceptualizaciones y los términos y mecanismos que hacen al universo que estamos presentado.

Por otro lado y en paralelo al trabajo del corrupto, existen los que llamo "mártires" en vida, o "valientes" sin destino, o que en alguna oportunidad llamé también "rebeldes" con causa pero sin efecto. Son los ciudadanos que siguen trabajando como funcionarios públicos y que día a día se rebelan, en soledad, contra la prostitución que los rodea.

Son unos cuantos, pero lo que tienen que soportar y aguantar, el sufrimiento y la indignación que viven a diario los hacen más sado-masoquistas públicos inconscientes que "factótum de resolución eficiente y eficaz" del sistema y de los sujetos que soportan y con quienes comparten a diario sus actividades.

Así, muy probablemente las mayores deserciones de las filas del Poder Judicial y de la Policía, por hablar de dos instituciones, se producen y produjeron a lo largo de estas últimas décadas, por este saturamiento moral y ético de hombres y mujeres que le pusieron o a quiénes se les pone o puso un límite para continuar en la institución corrompida. Sujetos que comprenden "lo natural" de su función pública y que llegan al límite de la saturación por el manejo delincuente y mendaz de sus relaciones con la función, con sus semejantes y con la vida misma institucional corrompida en la cual están inmersos.

¿ Dónde nacen las actitudes y conductas de los delincuentes políticos e institucionales corruptos que generan comporta-mientos que corrompen a todo el resto ?

Dijimos que el Dinero y el Poder son los destinos del accionar del corrupto, pero el origen de estas acciones son "las pasiones humanas".

Pasiones como La Codicia, El Egoísmo, La Vanidad, El Mal Orgullo, El Racismo, La Discriminación, El Egocentrismo, El Complejo de Inferioridad o de Superioridad, Los Miedos y Temores, Los Prejuicios Personales y Sociales, La Segregación, La Mentira y el Engaño, etc. son el origen de las acciones corrompidas. Esta clasificación como el primero y más superficial estrato que orienta al sujeto a "dejarse llevar" hacia el objeto poder y dinero.

En un segundo nivel se encuentra nuevamente la Codicia, pero acompañados todos los elementos del primer nivel con el Desprejuicio socio-personal y la Desvergüenza Social ante las acciones propias o ajenas de corrupción unido a este desprejuicio una cuota de enorme Desinterés socio-personal por las consecuencias de tales acciones.

Y por último, en un nivel mucho más profundo se encuentra la Educación Personal, la Educación Familiar y la Educación Social que el sujeto corrupto ha tenido a lo largo de su vida.

Como vemos no es un problema de huevo-gallina, sino que las implicancias y la complejidad, tanto desde el origen como hacia las consecuencias que las acciones de corruptos producen, son trabajadas desde lo teórico-conceptual que surge de una aguda observación de las realidades que todos vivimos, generando con ello el comienzo de una resolución consciente y efectiva del problema que tenemos como sujetos perjudicados a cada uno y a todos los ciudadanos argentinos: situación que llamo La Cuestión Argentina (por ser nuestra, y por grande, como Rubén Darío la calificaría).

Pero una pregunta que todo ciudadano honesto y decente permanentemente se hace, y que es parte del corrillo de toda reunión y mesa de "entre amigos" es:

¿ cómo, a pesar de su mala educación, a pesar de todo lo que sabemos de ellos y de sus mecanismos y procedimientos para robarle a todo el que se les cruza en el camino del servicio público y del cumplimiento ciudadanos, no tienen ni la más mínima vergüenza ni se les mueve un solo pelo, con lo que hacen ?

Y la respuesta es en síntesis que han generado "mecanismos de exculpación" de las acciones que desarrollan.

Estos mecanismos de exculpación, de los cuales vamos a tratar solo algunos, les sirven para justificarse personal y públicamente en su accionar y así con esas justificaciones, de las que nadie habla directamente pero de las que todo corrupto se hace raíz y día a día utiliza para seguir adelante con su delito público, les permite seguir compartiendo "la misma torta" y "la misma fiesta" que sus colegas, haciendo oídos sordos y ojos ciegos al "qué dicen" y al "qué dirán" de la sociedad argentina toda.

Los factores de exculpación juegan junto a los tres niveles que anteriormente habíamos establecidos de: los que ensucian, los que se dejan ensuciar y aquellos que conviven pero que tratan de mantenerse impolutos.

Así, los primeros dicen, por ejemplo: "es una sociedad salvaje, violenta, sucia, criminal y agresiva". Yo no hice las reglas,pero como "todo humano" tengo que sobrevivir en ella, y tengo que proteger a mi familia y a todo mi entorno de esa violencia y agresión con la cual la sociedad me agrede. En estos términos los corruptos se crean una imaginaria mental de que "son ellos los agredidos", de que "ellos solo se protegen" con los pocos elemen-

tos que tienen y que "solo roban, se prostituyen y negocian" por sus "hijos y familias", ¡ ya que ellos se deben en cuerpo y alma a los suyos ! Escudarse en "sus hijos" en "por el bien de sus familias", etc. es naturalmente del más grueso y peor de los calibres morales y éticos que un ser humano puede utilizarpara delinquir y ellos lo utilizan en cada uno de sus actos delictivos justificándolos y justificándose en éso.

¿? Huelgan más palabras.

En parte es una extensión de La Política del Reflejo y de la Política de la Inclusión que tratamos en otra parte de la obra.

El segundo tipo de sujeto, aquél que se deja ensuciar cuando la ocasión se le presenta, se exculpa en general, con algo menos profundo, con algo más superficial y orgánico, menos visceral y dramático desde la calidad prostituída humana y es de un nivel menor de lesa humanidad. Este tipo de sujeto dice: "yo soy parte de la línea y a mi me lo ordenaron, yo solo cumplo órdenes y me mantengo dentro del procedimiento". El conflicto moral y ético de este tipo de sujeto delincuente se le resbala, no hacia la sociedad en su conjunto, sino hacia un superior de grado mayor al suyo o hacia la estructura abstracta institucional, ente que no se puede culpar ni responsabilizar porque carece de entidad propia ético-moral.

Nadie puede responsabilizar del delito al "Poder Judicial", o a "Los Políticos" o a "Los Funcionarios Públicos", éstas son entidades sin contenido ni continente propio. Solo se culpa y responsabiliza a los miembros que funcionan dentro o en contacto con este tipo de estructuras, pero nunca a las estructuras, ya que éstas como cuerpos existenciales NO Existen. Así el problema de asumir la culpa o la responsabilidad en una estructura premeditadamente liberada de todo control administrativo, siempre, el segundo tipo de delincuente lo tira para otro lado. Así la exculpación moral y ética, no es de su incumbencia, él o ella solo "cumple órdenes o sigue los procedimientos".

La defensa "en solitario"del valor moral y ético y del principio moral y ético particular y social que produce aquél ciudadano que trabaja en la repartición pública pero que se cuida de no corromperse lo tiene en un permanente tire y afloje, que exterioriza a nivel personal, familiar, social y especialmente entre sus colegas "si corrompidos", para demostrar en cuanta ocasión tiene del "valor cierto" de su propia persona y de los valores y principios de ser humano que lo sustentan "por sobre lo que dicte o dicta la Madre Institución o cualquiera de sus miembros corruptos".

Esta situación de permanente revaloración de sus propios principios personales es de fundamental importancia para la comunidad toda, no por la actitud de masoquismo que ello implica, que por supuesto es una forma sutil de presentar y calificar el caso, sino porque este tipo de ciudadano es incuestionablemente la calidad de persona que la sociedad toda necesita para ser punta de lanza en la transformación institucional argentina. Lamentablemente hoy por hoy la cantidad de este tipo de personas ha mermado y sigue bajando con el correr de los años en la institución pública.

Pero son ellos y ellas las que nos permiten "entrar en profundidad" en cada una y en todas las formas que asume la corrupción y la prostitución pública que degeneró nuestras instituciones.

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