Para que este descalabro no vuelva a suceder, aunque mejor sería decir: para cortar antes que nada con toda esta situación se necesita indefectiblemente una Democracia de Participación Directa. Una DPD es una de las formas de gobierno que establece una evolución en las relaciones entre ciudadanos y representantes en donde los primeros mantienen y son responsables directos de todas las decisiones de políticas y de ejecución de las mismas para satisfacer las necesidades que le incumben directamente, y los segundos son "coordinadores administrativos" de las política establecidas por decisión directa y abierta de las bases sociales todas.

La DPD se contrapone a la Democracia de Representación en un punto fundamental: las decisiones en la DPD son de incumbencia de la misma gente que se va a beneficiar con sus resultados, la gente toda. Definiendo a la Democracia de Representación podemos decir que es una de las características de la democracia que entregaba las decisiones de las bases sociales a "representantes" de ellas para que en "parlamento, decisión y acción abiertas y traslúcidas para todos" definan las políticas de todo tipo que la comunidad debería seguir. Pero este tipo de gobierno se ha transformado a nivel mundial en otra forma de democracia, han cambiado a Democracias de Representación No Representativa.

La deformación de la Democracia Representativa producida por el contubernio y la connivencia de todo tipo y nivel que "la casta política" produjo para cerrar el sistema de participación comunitaria en la administración de su propio gobierno en todos los niveles jurisdiccionales y funcionales del mismo, enquistándose así, esta casta, en el poder político e institucional alejándose a su vez de la representación real y efectiva de las bases que los eligieron, es el enorme problema social e institucional que debemos afrontar y resolver.

Aclaremos que una Democracia Real, que es el ideal al que todos tratamos de llegar y de imponer, es una democracia que respete el axioma de: Gobierno del Pueblo, para el Pueblo y por el Pueblo mismo. Podríamos llamarla también Demos-cracia para nombrar a nuestra Democracia de Participación Directa para no olvidarnos que Debemos Dar "demos" para que el nuevo sistema de gobierno funcione como deseamos.

Si queremos defendernos jurídicamente de toda esta barbarie institucional podríamos recurrir al Derecho Internacional, pero en realidad los mecanismos de éste son tan lentos y sus funciones están tan dispersas y sus acciones tan diluidas y también "negociables" que no es un buen punto de referencia. Este derecho es el conjunto del derecho sustantivo internacional del cual somos o no signatarios fieles como nación y que nos permite, en última instancia, referenciarnos ha para defender nuestros derechos de ciudadanos en contra de la corrupción y maltrato público institucional.